El beneficio de la duda
No hace ning¨²n da?o, m¨¢s bien todo lo contrario, consultar, calibrar, dudar en fin, antes de tomar una decisi¨®n
La historia de la filosof¨ªa se puede resumir como el relato de una gran duda. La mayor¨ªa de las certezas absolutas ante problemas complejos suelen llevar a grandes errores, por eso con el pensamiento racional nace a la vez la incertidumbre. Plat¨®n atribuy¨® a S¨®crates el famoso ¡°solo s¨¦ que no s¨¦ nada¡±, mientras que Descartes inaugura la racionalidad moderna con su duda met¨®dica. Se podr¨ªa argumentar que es muy f¨¢cil para los fil¨®sofos dudar, un lujo que no pueden permitirse los pol¨ªticos, que tienen la obligaci¨®n de actuar y decidir.
Sin embargo, la filosof¨ªa y la pol¨ªtica siempre han ido de la mano. Los injustamente denostados sofistas discut¨ªan con S¨®crates de los asuntos p¨²blicos de Atenas. Inmanuel Kant, al principio de La paz perpetua, se refiere a los ronchones que las opiniones de los fil¨®sofos suelen provocar en los pol¨ªticos que ¡°acostumbran a desde?ar, orgullosos, al te¨®rico¡±. En ese mismo ensayo escribe el fil¨®sofo de K?nisberg: ¡°Ning¨²n Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constituci¨®n y el gobierno de otro Estado¡±. Aunque el propio pensador sostiene un poco m¨¢s adelante: ¡°No es esto aplicable al caso de que un Estado, a consecuencia de interiores disensiones, se divida en partes, cada una de las cuales represente un Estado particular, con la pretensi¨®n de ser todo¡±. No hay ninguna contradicci¨®n, solo matices y prudencia a la hora de valorar una situaci¨®n.
El gran problema de la pol¨ªtica, o de la prensa, es que se deben tomar muchas decisiones sin tener el cuadro completo a mano. Es imposible conocer todas las consecuencias de un acto, pero tampoco hace ning¨²n da?o, m¨¢s bien todo lo contrario, consultar, calibrar, dudar en fin, antes de tomar una decisi¨®n. Quiz¨¢s por eso dan tanto miedo los pol¨ªticos que se nutren de certezas absolutas, aquellos que creen que pueden solucionarlo todo con mensajes faltones en Twitter. Que los buenos y los malos est¨¦n claros, que haya pocas dudas ¡ªen algunos casos es cierto que no las hay¡ª sobre las v¨ªctimas y los verdugos no significa que no se deban medir las consecuencias de una decisi¨®n. El mundo est¨¢ lleno de pol¨ªticos, periodistas, reyes de las redes sociales, que nadan en certezas absolutas, una versi¨®n del ¡°qu¨ªtate, que ya lo arreglo yo¡± que suele preceder a los desastres dom¨¦sticos. Deber¨ªan darse una vuelta por el ¨¢gora en busca de preguntas y dudas.
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