Kiko Ledgard: historia tragic¨®mica del primer gran ¡®showman¡¯ que conoci¨® Espa?a
Tuvo once hijos, a su suegra la asesinaron en Madrid, se cay¨® desde un tercer piso... Chicho Ib¨¢?ez Serrador, que ser¨¢ homenajeado en los Goya, fabric¨® 'Un, dos, tres'. La cara visible del programa fue un presentador que revolucion¨® la televisi¨®n espa?ola con su estilo ir¨®nico
Su nombre era Kiko Ledgard, con el acento en la e (l¨¦ase ¡°L¨¦d-gard¡±), pero durante tantos a?os el p¨²blico espa?ol lo llamo Kiko Legar (¡°Le-g¨¢r¡±, con el acento en la a), que ¨¦l acab¨® acept¨¢ndolo casi como un nuevo bautizo. El peruano Legdard (Lima, 1918 - Madrid 1995) se convirti¨® en el rostro m¨¢s famoso de la televisi¨®n en los a?os setenta gracias a su labor como presentador en las dos primeras etapas del Un, dos, tres, un total de 138 programas emitidos entre 1972 y 1978.
Manuela Freundt, suegra de Kiko, desapareci¨® en febrero de 1973. Una carta lleg¨® muy poco despu¨¦s a manos de su marido, el acaudalado Carlos Estuardo Marrou, en la que se ped¨ªa un rescate de 200.000 d¨®lares
Decir que Kiko era el Un, dos, tres no es una frase hecha: algunas de las ideas se tomaron de un espacio que ¨¦l presentaba en Per¨², Haga negocio con Kiko, de modo que desde el primer programa (emitido el 24 de abril de 1972) Ledgard llevaba ya el ADN en las venas. Pero, adem¨¢s, el presentador ten¨ªa eso que Chicho Ib¨¢?ez Serrador siempre buscaba para sus productos: m¨¢s que un presentador, era un personaje. Due?o de una fina iron¨ªa que mezclaba con modales de presentador formal al estilo de los grandes estadounidenses, su estilo espont¨¢neo (era capaz de colgarse del techo y siempre llevaba varios relojes y calcetines de diferente color, algo que no se descubri¨® hasta que lleg¨® el color) lo convirtieron en un tipo de personalidad in¨¦dita en la televisi¨®n espa?ola. El presentador ya no era un impersonal busto parlante, sino un amigo divertido y ¨¢cido. Y encima, con un ex¨®tico acento peruano.
¡°Cuando llegu¨¦ a Espa?a me sorprend¨ªa lo amable y alegre que era la gente en la calle y la solemnidad que hab¨ªa en televisi¨®n¡±, cont¨® a Pedro Ruiz durante una entrevista en 1972. ¡°Si uno se porta tal como es y cae bien, le va a ir bien¡±.
Originario de una familia acomodada de Lima (su padre, Carlos Ledgard, fue presidente del Banco Alem¨¢n y embajador de Per¨² en Argentina), Kiko tuvo varios trabajos y ocupaciones antes de la televisi¨®n: de empleado en British Airways a una agencia de publicidad pasando por campe¨®n de boxeo a finales de los a?os 40 en Per¨² con el sobrenombre de Rodolfo Jim¨¦nez (en realidad, su segundo nombre y su segundo apellido). En esa ¨¦poca, en 1947, se cas¨® con Ana Teresa, la mujer con la que estar¨ªa hasta el fin de sus d¨ªas.
En 1959 encontr¨® una profesi¨®n en la que todos sus talentos (vendedor, deportista, publicista y payaso) encajaban a la perfecci¨®n: presentar un programa de televisi¨®n. Aparte de Haga negocio con Kiko, en Latinoam¨¦rica se hizo famosos por conducir otros espacios como La familia de 6, Villa Twist y Un juego para dos. All¨ª tambi¨¦n hizo alguna incursi¨®n ocasional en el cine como actor.
En un encuentro con los medios gr¨¢ficos y escritos organizado en el Hotel Country Club, el presentador recurri¨® a sus habituales gracias delante de los fot¨®grafos: el equilibrismo. Delante de las c¨¢maras, mientras bromeaba con uno de los periodistas presentes, se subi¨® a la barandilla de la terraza del hotel. A los pocos segundos perdi¨® el equilibrio y se precipit¨® al vac¨ªo
El primer gran giro de su vida lleg¨® en 1971. Ese a?o tuvo que abandonar Per¨² para huir de la dictadura de Velasco Alvarado (que, entre otras medidas, hab¨ªa impuesto un control directo sobre las telecomunicaciones en el pa¨ªs y restringido la libertad de prensa). ¡°Me vine seis meses yo solo, para lo que tuve mucho valor, porque vine sin nada. Pero tuve la suerte de comenzar pronto: a los diez o doce d¨ªas de llegar a Espa?a ya estaba haciendo un programa de chavales¡±. Se refer¨ªa a Hoy tambi¨¦n es fiesta, en el que recal¨® antes de que Chicho lo llamase para el Un, dos, tres.
Kiko, Ana Teresa y sus once hijos (con nombres tan incre¨ªbles como Clipper, Flash, Tip, Brick, Jet, Nickel, Ding-Lyn o Spring) se instalaron en Espa?a. Eran felices. Adquirieron un terreno en Castilla para crear, entre toda la familia, un camping propio donde pasar las vacaciones. ?El nombre? Don Kikote de La Mancha.
All¨ª comenzaron unas obras que incluyeron todas las infraestructuras que faltaban en medio de la nada: cuartos de ba?o, piscina, una vivienda¡ Las obras se interrumpieron durante la segunda etapa del concurso (emitida entre 1976 y 1978). Al volver all¨ª la familia, seg¨²n contar¨ªa posteriormente su hijo Brick, se encontraron con que el vandalismo hab¨ªa destrozado las infraestructuras. El sue?o de varios a?os se hab¨ªa ido por la borda.
Entonces, en 1973, lleg¨® otro golpe, esta vez uno mucho m¨¢s grave.
Manuela Freundt, suegra de Kiko, desapareci¨® en febrero de 1973. Una carta lleg¨® muy poco despu¨¦s a manos de su marido, el acaudalado Carlos Estuardo Marrou, en la que se ped¨ªa un rescate de 200.000 d¨®lares. Una esperanza in¨²til: tres d¨ªas m¨¢s tarde, unos excursionistas encontraron el cad¨¢ver estrangulado de la mujer, de unos setenta a?os, en una casa abandonada a las afueras de Madrid.
Un hombre fue detenido por el asesinato, dejando un relato que parece propio de una de esas series de intriga que hab¨ªa dirigido el propio Chicho. La reconstrucci¨®n que se hizo del crimen en los principales peri¨®dicos iba as¨ª: Jorge Amado Granell, amigo del matrimonio Estuardo Freundt y con una situaci¨®n econ¨®mica preocupante en 1973, se aprovech¨® de la confianza que Manuela ten¨ªa con ¨¦l y le pidi¨® que le acompa?ase en su coche a un pueblo de Madrid. Pero el destino no era ese pueblo, sino un descampado donde propin¨® un pu?etazo a Manuela y, posteriormente, la estrangul¨®. Llev¨® su cad¨¢ver al interior de una casa abandonada y prendi¨® fuego a la vieja construcci¨®n. Esa misma tarde escribi¨® una carta de rescate pidiendo a Carlos Estuardo Marrou 200.000 d¨®lares para volver a ver viva a su esposa y pidi¨® a un taxista del Aeropuerto de Barajas que se la llevase al se?or Marrou (Carlos Estuardo Marrou, el marido de la asesinada).
Kiko, Ana Teresa y sus once hijos se instalaron en Espa?a. Eran felices. Adquirieron un terreno en Castilla para crear, entre toda la familia, un camping propio donde pasar las vacaciones. ?El nombre? Don Kikote de la Mancha
Ese fue, b¨¢sicamente, el torp¨ªsimo error de este supuesto crimen. Muy poco despu¨¦s el taxista se dirigi¨® a la residencia de Kiko Ledgard, situada en la madrile?a calle Alberto Aguilera. All¨ª, seg¨²n inform¨® el peri¨®dico ABC, el propio Kiko hizo uso de sus estudios art¨ªsticos de juventud y traz¨® un retrato robot del hombre al que el taxista estaba descubriendo. ?Qui¨¦n aparec¨ªa en ese dibujo? Amado, el que era amigo de sus padres.
Pero esta historia da un giro en mayo de 1974, cuando la Audiencia Provincial de Madrid deja en libertad a Granell al probarse que ¨¦l no era el asesino. En 1979, seg¨²n se public¨® en EL PA?S, el asesinato de Manuela segu¨ªa impune.
En 1975, otro golpe: durante una estancia en Vigo sufri¨® un infarto de miocardio, seg¨²n los m¨¦dicos debido al excesivo estr¨¦s. Estos reveses personales y de salud no afectaron al ¨¦xito profesional. Ledgard sigui¨® presentando Un, dos, tres hasta 1978 con enorme ¨¦xito. Posteriormente presentar¨ªa tambi¨¦n el programa de variedades 300 millones hasta 1979. En 1980 otro infarto llev¨® a que le pusieran un marcapasos.
Pero tal vez el rev¨¦s definitivo llegar¨ªa en mayo de 1981. Un episodio que no termin¨® con su vida, pero s¨ª con su carrera. Ledgard, en aquella ¨¦poca con 62 a?os, hab¨ªa vuelto a Lima con proyectos televisivos que iban a suponer su regreso triunfal a los medios de comunicaci¨®n peruanos tras convertirse en el presentador de oro en Espa?a. En un encuentro con los medios gr¨¢ficos y escritos organizado en el Hotel Country Club, el presentador recurri¨® a sus habituales gracietas delante de los fot¨®grafos: el equilibrismo. Delante de las c¨¢maras, mientras bromeaba con uno de los periodistas presentes, se subi¨® a la barandilla de la terraza del hotel. A los pocos segundos perdi¨® el equilibrio y se precipit¨® al vac¨ªo. El tenso momento puede verse a partir del minuto 0:40 de este v¨ªdeo.
Kiko Ledgard cay¨® tres pisos hasta la calle y sufri¨® un fuerte traumatismo craneal que hizo temer por su vida. ?l ser¨ªa capaz de recordar el episodio en una entrevista con Jos¨¦ Luis Parada en 1991: ¡°Durante tres meses no reconoc¨ª a nadie, ni siquiera a mi mujer¡±. Kiko no volvi¨® a presentar ning¨²n programa, si bien hizo apariciones en varios espacios y festivales. ¡°Yo creo que pod¨ªa haber vuelto a trabajar, pero no todo el mundo lo cree¡±, confes¨® en la misma entrevista.
"Como a todos los que le conoc¨ªamos y apreci¨¢bamos, el accidente de Kiko me dej¨® conmocionada. Qued¨® malherido, con un brazo inutilizado y, lo peor, una conmoci¨®n cerebral le impidi¨® volver a sr esa persona ¨¢gil e imaginativa que hab¨ªamos conocido"
Mayra G¨®mez Kemp
En sus memorias Y hasta aqu¨ª puedo leer (Plaza & Jan¨¦s), la presentadora Mayra G¨®mez Kemp (que suceder¨ªa a Kiko al frente del Un, dos, tres desde 1982, cuando se estren¨® la tercera etapa del programa) recuerda por qu¨¦ Kiko no fue considerado por Chicho Ib¨¢?ez Serrador para retomar su puesto. "Los comentarios en la prensa fueron increment¨¢ndose a medida que se acercaba la fecha de arranque de Un, dos, tres, especialmente cuando se conoci¨® que el terrible accidente sufrido por Kiko Ledgard le imposibilitaba presentarlo. Como a todos los que le conoc¨ªamos y apreci¨¢bamos, el accidente de Kiko me dej¨® conmocionada. Qued¨® malherido, con un brazo inutilizado y, lo peor: una conmoci¨®n cerebral le impidi¨® volver a ser esa persona ¨¢gil e imaginativa que hab¨ªamos conocido".
Ledgard ser¨ªa capaz, sin embargo, de recordar ese terrible episodio con humor a?os despu¨¦s. El hombre ir¨®nico y divertido no se hab¨ªa ido del todo: ¡°Ca¨ª tres pisos sobre la piedra. Romp¨ª toda la piedra, la dej¨¦ manchada. Despu¨¦s la lav¨¦¡±, cont¨® en Arco del Triunfo, de TVE. Tambi¨¦n cont¨® posteriormente que con la ca¨ªda perdi¨® un brazo, pero le ¡°volvi¨® a crecer¡±. En todo caso, supuso el fin de su carrera televisiva. La siguiente ocasi¨®n en la que Kiko volvi¨® a ocupar titulares fue cuando un nuevo problema card¨ªaco se lo llev¨® definitivamente: el 23 de octubre de 1995 falleci¨® en su casa de Majadahonda, en Madrid.
Hoy quedan sus frases, algunas de ellas casi aforismos: ¡°Yo no tuve ning¨²n hijo, tuvo los once mi mujer¡±, dijo una vez. O cuando cont¨® que una vez en Per¨² le dieron un aplauso tan grande y perfecto que lo grabaron para ponerlo despu¨¦s en otros programas a otros presentadores. Sus cenizas fueron esparcidas por los terrenos del camping Don Kikote de La Mancha, o lo que quedaba de ¨¦l. Como cierre para una vida consagrada al espect¨¢culo ¨Cy de tintes tragic¨®micos¨C no pod¨ªa ser m¨¢s perfecto: solemne, s¨ª, pero a la vez extra?amente gracioso.
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