Lealtad y traici¨®n en Catalu?a

En Vicios ordinarios, Judith Shklar estudiaba algunos vicios cotidianos, como la hipocres¨ªa, el esnobismo, la misantrop¨ªa o la traici¨®n. Esta ¨²ltima es, dec¨ªa, el tema principal de nuestra literatura y nuestra historia. Tiene dimensiones privadas. Pero tambi¨¦n tiene una dimensi¨®n p¨²blica, y resulta especialmente perturbadora para las democracias liberales, porque ¡°dependen de la confianza mutua entre el Gobierno y los ciudadanos. Las amenazas a la Constituci¨®n en vigor, aun cuando no haya un Estado extranjero implicado en la empresa, se perciben como ataques a toda relaci¨®n pol¨ªtica establecida y a todo acuerdo social¡±. En ocasiones, sosten¨ªa, los estadounidenses se entregaban a una ¡°borrachera de lealtad¡±, donde operaban un superpatriotismo que era b¨¢sicamente racismo, antisemitismo y los restos de un vago supremacismo anglosaj¨®n. Pero este patriotismo ¡°primitivo, perseguidor¡±, no era la fuente principal del miedo a la subversi¨®n. La inquietud proviene sobre todo de una paradoja estructural de la democracia representativa: depende de la confianza m¨¢s que de cualquier otra cosa, pero puede carecer de los medios para implementarla si quiere seguir siendo libre (es decir, digna de esa confianza).

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Las reflexiones de Shklar son ¨²tiles ante el juicio a los l¨ªderes independentistas catalanes. La rebeli¨®n, la sedici¨®n e incluso la malversaci¨®n son formas de traici¨®n: violaciones de la confianza donde se utilizan contra el Estado los recursos e instituciones del Estado, donde un Gobierno abusa de su poder despreciando los derechos de quienes est¨¢n en desacuerdo. Esta visi¨®n coexiste con otra org¨¢nica, m¨¢s com¨²n en parte de la prensa catalana: un conflicto entre dos ¨¦lites que encarnan m¨¢s que representan a dos sociedades, y donde una de ellas ha sido derrotada. Las lealtades se plantean de otro modo; las transgresiones, tambi¨¦n. Hay analistas preocupados por el desgarro de una comunidad y las consecuencias no deseadas; otros autocomplacientes que solo ven el nacionalismo del otro lado, y algunos que prendieron fuego al campo y ahora se quejan de que se les quema la cosecha. El proc¨¦s est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la parodia, pero no de la paradoja: los l¨ªderes secesionistas ser¨¢n juzgados siguiendo el principio de presunci¨®n de inocencia, con las garant¨ªas de una democracia imperfecta, pero muy distinta a la caricatura que presentan en su propaganda, y mucho m¨¢s liberal que la que so?aban con construir. @gascondaniel