Largo camino hacia la libertad
Alg¨²n d¨ªa, no lejano, se escribir¨¢ una gran novela tolstoyana sobre la heroica lucha del pueblo venezolano contra la dictadura de Ch¨¢vez y Maduro. Y el final ser¨¢, por supuesto, un final feliz
Alg¨²n d¨ªa se escribir¨¢ un gran libro sobre la heroica lucha del pueblo venezolano contra la dictadura de Ch¨¢vez y Maduro, que recuerde los sufrimientos que ha padecido todos estos a?os sin cesar de resistir, pese a los torturados y a los asesinados, a la cat¨¢strofe econ¨®mica ¡ªprobablemente la m¨¢s atroz que recuerde la historia moderna¡ª que ha llevado a un pa¨ªs potencialmente muy rico a la hambruna colectiva y ha obligado a cerca de tres millones de ciudadanos a huir, a pie, a los pa¨ªses vecinos para no perecer por la falta de trabajo, de comida, de medicinas y de esperanza. Menos mal que el martirio de Venezuela parece llegar a su fin, gracias al nuevo ¨ªmpetu que han inoculado Juan Guaid¨® y otros j¨®venes dirigentes a la resistencia.
Parece imposible, ?no es cierto?, que una dictadura rechazada por todo el mundo democr¨¢tico, la OEA, la Uni¨®n Europea, el Grupo de Lima, las Naciones Unidas y, cuando menos, por tres cuartas partes de su poblaci¨®n, pueda sobrevivir a esta ¨²ltima arremetida de la libertad con la proclamaci¨®n, por la Asamblea Nacional de Venezuela (el ¨²nico organismo m¨¢s o menos representativo del pa¨ªs), de Juan Guaid¨® como presidente encargado de convocar nuevas elecciones que devuelvan a la naci¨®n la legalidad perdida. Y, sin embargo, el tirano sigue todav¨ªa all¨ª. ?Por qu¨¦? Porque las Fuerzas Armadas a¨²n lo protegen y han tendido un escudo protector en torno suyo. Los hemos visto, all¨ª en la televisi¨®n, a esos generales y almirantes empastelados de medallas, mientras el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, juraba lealtad al r¨¦gimen espurio. Lo que explica esta supuesta lealtad no son afinidades ideol¨®gicas. Es el miedo. El recurso del que se vali¨® Ch¨¢vez, y que continu¨® Maduro con esta c¨²pula militar para asegurar su complicidad, fue comprarla, entreg¨¢ndole pr¨¢cticamente el negocio del narcotr¨¢fico, de tal manera que buen n¨²mero de estos oficiales se han hecho ricos y tienen sus fortunas en para¨ªsos fiscales. Pero casi todos ellos est¨¢n fichados internacionalmente y saben que, cuando caiga el r¨¦gimen, ir¨¢n a la c¨¢rcel. Las promesas de amnist¨ªa que les ha hecho llegar Guaid¨® no los tranquilizan, porque sospechan que no valen fuera del territorio venezolano, y sus sucias operaciones est¨¢n perseguidas y ser¨¢n penadas por tribunales internacionales a lo largo y ancho del planeta.
Es indispensable que los pa¨ªses e instituciones internacionales multipliquen la presi¨®n contra Maduro
?Pero por qu¨¦ no se rebelan, entonces, contra la tiran¨ªa de Maduro esos j¨®venes oficiales ¡ªtenientes, capitanes¡ª y soldados a los que golpea la atroz crisis econ¨®mica igual que al resto de la poblaci¨®n venezolana? Por una raz¨®n tambi¨¦n muy simple. Por la vigilancia estricta e implacable que ejercen sobre las Fuerzas Armadas de Venezuela los t¨¦cnicos y profesionales de Cuba, a quienes el comandante Ch¨¢vez entreg¨® pr¨¢cticamente el control de la seguridad militar y civil del r¨¦gimen que implant¨®. Se trata de algo sin precedentes; un pa¨ªs renuncia a su soberan¨ªa y entrega a otro el control total de sus Fuerzas Armadas y policiales. Y los comunistas, como ha sido comprobado hasta la saciedad, arruinan la econom¨ªa, destruyen las instituciones representativas, regimentan y aplastan la cultura, pero han llevado la censura y la represi¨®n de toda forma de insumisi¨®n y rebeld¨ªa a poco menos que la perfecci¨®n art¨ªstica. No olvidemos que todas las instituciones militares venezolanas han sido sometidas a purgas sistem¨¢ticas y que hay varios cientos de oficiales expulsados o encarcelados por no ser considerados ¡°seguros¡± para la dictadura.
Sin embargo, la URSS se desplom¨® como un castillo de naipes, y tambi¨¦n sus sat¨¦lites centroeuropeos se desmoronaron y hoy d¨ªa son verdaderos baluartes contra aquel r¨¦gimen que hab¨ªa prometido bajar el para¨ªso a la tierra y m¨¢s bien cre¨® las peores satrap¨ªas que conoce la historia. El r¨¦gimen de Maduro se ufana de la protecci¨®n que le prestan dictaduras como la rusa, la china, la turca, y la solidaridad de otras tiran¨ªas latinoamericanas como Cuba, Nicaragua o Bolivia. Vaya compa?eros de viaje, para quienes vale el famoso refr¨¢n: ¡°Mira con qui¨¦n andas y te dir¨¦ quien eres¡±. En el caso de Rusia y de China, ambos pa¨ªses han hecho pr¨¦stamos tan extravagantes a la dictadura de Maduro ¡ªque s¨®lo sirvieron para agravar la corruptela reinante¡ª que temen, con much¨ªsima raz¨®n, que jam¨¢s podr¨¢n cobrarlos. Lo tienen bien merecido: quer¨ªan asegurarse fuentes de materias primas fortaleciendo econ¨®micamente a una tiran¨ªa corrupta y lo m¨¢s probable es que terminen siendo tambi¨¦n parte de sus v¨ªctimas. La fiera que va a morir se defiende con u?as y dientes y no hay duda que el r¨¦gimen, ahora que se siente acorralado y presiente su fin, puede causar mucho dolor y derramar todav¨ªa m¨¢s sangre inocente. Por eso es indispensable que los pa¨ªses e instituciones democr¨¢ticas internacionales multipliquen la presi¨®n contra el Gobierno de Maduro, extendiendo los reconocimientos a la presidencia de Juan Guaid¨® y a la Asamblea Nacional, y logrando el aislamiento y la orfandad del r¨¦gimen a fin de precipitar su ca¨ªda antes de que haga m¨¢s da?o del que ha causado a la desdichada Venezuela.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, lo ha dicho con claridad: ¡°No hay nada que negociar con Maduro¡±. Todos los intentos de di¨¢logo se han visto frustrados porque la dictadura pretend¨ªa utilizar las negociaciones s¨®lo para ganar tiempo, sin hacer la menor concesi¨®n, y conspirando sin tregua, gracias a la ayuda que le prestaban gentes ingenuas o maquiav¨¦licas, para sembrar la discordia entre las fuerzas de oposici¨®n. Las cosas han ido ya demasiado lejos y la primera prioridad es ahora acabar cuanto antes con la dictadura de Maduro a fin de que se convoquen elecciones libres y los venezolanos puedan por fin dedicarse a la reconstrucci¨®n de su pa¨ªs.
Los intentos de di¨¢logo se han visto frustrados porque la dictadura pretend¨ªa utilizar la negociaci¨®n para ganar tiempo
La movilizaci¨®n del mundo democr¨¢tico, empezando por los pa¨ªses occidentales, ha sido algo sin precedentes. Yo no recuerdo haber visto nada parecido en los muchos a?os que tengo. Al mismo tiempo que diversos gobiernos, empezando por los Estados Unidos y Canad¨¢ y los principales pa¨ªses europeos, reconoc¨ªan a Guaid¨® como presidente, la Uni¨®n Europea, la OEA, las Naciones Unidas y todos los pa¨ªses democr¨¢ticos latinoamericanos, con excepci¨®n de Uruguay y M¨¦xico (algo previsible), romp¨ªan con la dictadura y se movilizaban a fin de apresurar la ca¨ªda del r¨¦gimen sanguinario de Maduro. No hay que olvidar, en estos momentos en que por fin se ve una luz al final de este largo camino, que nada de esto hubiera sido posible sin el sacrificio del pueblo de Venezuela, que, si en un primer momento se rindi¨® a los cantos de sirena de Ch¨¢vez, luego reaccion¨® con ejemplar valent¨ªa y ha mantenido todos estos a?os su resistencia, sin dejarse amilanar por la ferocidad de la represi¨®n.
Gracias Julio Borges, Mar¨ªa Corina Machado, Leopoldo L¨®pez, Lilian Tintori, Henrique Capriles, Antonio Ledezma, Juan Guaid¨® y los miles de miles de mujeres y hombres que los siguieron todos estos a?os demostrando en las calles, y en los calabozos y en el exilio, que Am¨¦rica Latina ya no es, como en el pasado, tierra de s¨¢trapas y de ladrones, y que un pueblo que ama la libertad no puede ser indefinidamente encadenado. Alg¨²n d¨ªa, no lejano, un reto?o de uno de esos grandes escritores que ha dado ya Venezuela a nuestra lengua escribir¨¢ esa gran novela tolstoyana sobre lo que ocurri¨® y est¨¢ ocurriendo all¨¢. Y el final ser¨¢, por supuesto, un final feliz.
Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PA?S, SL, 2018. ? Mario Vargas LLosa, 2019.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.