La mujer que controla lo que m¨¢s te gusta de ¡®National Geographic¡¯

Parece nerviosa por la colocaci¨®n del set en el que va a ser fotografiada despu¨¦s de la entrevista. ¡°Lo llevo mal¡±, confiesa Mallory Benedict (California, 1989). Esto no ser¨ªa m¨¢s que una an¨¦cdota, pero resulta curioso dado que es una de las personas m¨¢s influyentes del mundo de la fotograf¨ªa gracias a su desempe?o como editora gr¨¢fica de National Geographic, una publicaci¨®n con 125 a?os de vida que con ella ha entrado de lleno en la era digital. ¡°Nuestro Instagram tiene 100 millones de seguidores. ?Presi¨®n? Un poco [risas]. Pero como muchos fot¨®grafos pueden colgar sus fotos sin tener que pasar por m¨ª, siento cierto alivio¡±, se?ala Benedict, que sonr¨ªe abiertamente, contenta, seg¨²n confiesa, de poder pasar unos d¨ªas en Barcelona con su madre, a la que se ha tra¨ªdo para explorar juntas la Ciudad Condal en sus ratos libres.

El motivo es el cada vez m¨¢s prestigioso festival de fotograf¨ªa barcelon¨¦s Docfield, al que acude con un doble objetivo: hablar de su lustro de trabajo al frente de la parte m¨¢s conocida de National Geographic (la visual) y disfrutar contando su proyecto Women Photograph, que ayuda a editores y periodistas de todo el mundo a contactar con fot¨®grafas de forma directa: ¡°Cuando Daniella Zalcman [una prestigiosa fot¨®grafa vietnamita] me propuso ayudarla, no me lo pens¨¦ demasiado. Este es un mundo extremadamente masculino y me parece muy importante crear visibilidad y dar oportunidades a todas las mujeres que se mueven en este maravilloso oficio. Empezamos poco a poco, pero hemos crecido much¨ªsimo y cada vez hay m¨¢s gente implicada. ?De d¨®nde saco el tiempo? No lo s¨¦ exactamente [risas], pero me gusta tanto la plataforma que no me parece trabajo¡±.

Para la estadounidense, que estudi¨® Antropolog¨ªa, Ciencias Pol¨ªticas y Periodismo Gr¨¢fico en la Universidad de Misuri, trabajar en National Geographic supone asumir algunos retos que no tienen que ver necesariamente con su habilidad para discernir el talento ajeno: ¡°Es cierto que?National Geographic es una empresa que puede ser considerada conservadora, pero nunca he tenido ning¨²n problema por ello. Cuando, por ejemplo, dedicas un n¨²mero a algo como la igualdad de g¨¦nero recibes comentarios de algunos lectores que te dicen: ¡®No es este el motivo por el que estoy suscrito a la revista, ni son estos los contenidos que quiero ver aqu¨ª¡¯. Pero creo que una parte de mi trabajo, y en cierto modo mi obligaci¨®n, es avanzar, modernizar nuestra visi¨®n de lo que ocurre a nuestro alrededor. El mundo ha cambiado, y nosotros tambi¨¦n¡±.

"Este es un mundo extremadamente masculino y me parece muy importante crear visibilidad y dar oportunidades a todas las mujeres que se mueven en este maravilloso oficio¡±

Benedict admite que para triunfar en cualquier campo, ya sea la fotograf¨ªa, el dise?o gr¨¢fico o el periodismo, el aspirante no debe temer al fracaso. ¡°Una de las lecciones que he aprendido trabajando con fotorreporteros, gente que muchas veces se juega la vida para mostrarnos algo que ser¨ªa dif¨ªcil conocer sin su presencia, es que a veces la cosas no son como t¨² querr¨ªas que fuesen, y que esa bofetada de realidad es necesaria¡±.

Sin embargo, aclara, ¡°eso no significa que haya que conformarse, sino que es necesario tener claras las reglas del juego¡±. Ella conoce bien la diferencia entre la aspiraci¨®n y lo terrenal. ¡°He hecho un mont¨®n de trabajos distintos, de asistente de un documentalista, o de trabajadora de archivo, o de lo que fuera¡±, recuerda, consciente de que quiz¨¢s lo que persegu¨ªa nunca estar¨ªa a su alcance.

Con Benedict al frente, National Geographic ha hablado de extinci¨®n, de cambio clim¨¢tico, de guerra o de hambrunas, sin perderle nunca la cara a un mundo que puede ser un martillo neum¨¢tico. ¡°?El secreto? Supongo que m¨¢s all¨¢ del criterio visual, hay algo de instinto, tratar de determinar si una historia puede funcionar es algo siempre complicado. Creo que?National Geographic encara estos retos con confianza, es un gigante, un dinosaurio con un mont¨®n de piezas que se mueven al un¨ªsono, y yo solo soy una peque?a parte del todo, pero tengo el lujo de poder ir cada d¨ªa a hacer algo que me apasiona. No creo que pueda pedir mucho m¨¢s, la verdad¡±.