Elegido por Dios
La religi¨®n se est¨¢ filtrando por todas las rendijas de los edificios de nuestras democracias
En abril de 2011, Mark Taylor, un bombero de Florida, ve¨ªa en la televisi¨®n una entrevista a Trump. Y sinti¨® que Dios le dec¨ªa: ¡°Est¨¢s escuchando la voz del pr¨®ximo presidente¡±. Fue la primera de muchas revelaciones. La ¨²ltima, la semana pasada, cuando Sarah Sanders, portavoz de la Casa Blanca (o de los cielos), declar¨® que Dios hab¨ªa elegido a Trump de presidente por su defensa de las causas de los creyentes.
Los ac¨®litos de Trump est¨¢n rescatando as¨ª la vieja doctrina del derecho divino de los gobernantes. A lo largo de la historia de la humanidad, hasta llegar a este breve par¨¦ntesis de democracias liberales en el que vivimos, el orden social se fundaba en una premisa simple: el rey es un Dios visible, y Dios, un rey invisible. El monarca, lugarteniente de Dios, no puede equivocarse.
Hoy, en Estados Unidos, m¨¢s de la mitad de los evang¨¦licos blancos creen que Dios desempe?¨® un papel decisivo en la elecci¨®n de Trump. S¨ª, el presidente menos cristiano que podamos imaginar, el predicador al que las mentiras hacen libre, ser¨ªa un enviado de Dios que ha venido a redimir a los americanos.
Es la idea m¨¢s rid¨ªcula de la pol¨ªtica contempor¨¢nea, pero quiz¨¢s tambi¨¦n la m¨¢s sintom¨¢tica. Porque la religi¨®n se est¨¢ filtrando por todas las rendijas de los edificios de nuestras democracias. Siempre ha habido una ¨ªntima conexi¨®n entre los evangelios y las constituciones. El mensaje cristiano de que todos somos libres e iguales ante Dios es la piedra filosofal del sistema pol¨ªtico americano, la primera democracia moderna, cuyo lema no por casualidad es ¡°En Dios confiamos¡±. Pero, y aqu¨ª reside la clave de b¨®veda de las democracias resistentes al paso de las crisis y las plagas b¨ªblicas, Dios garantiza que ninguna persona es m¨¢s importante que otra, pero Dios no entra en la discusi¨®n partidista. No es republicano ni dem¨®crata.
Tanto en la religiosa Am¨¦rica como en la laica Europa, nuestras democracias han sobrevivido a base de separar lo espiritual de lo terrenal. A C¨¦sar lo que es de C¨¦sar, y a Dios, lo que es de Dios. Sin embargo, diversos pensadores detectan una creciente sacralizaci¨®n de la pol¨ªtica, tanto por la derecha como por la izquierda. Nos encomendamos a l¨ªderes mesi¨¢nicos, como Bolsonaro o Ch¨¢vez, y causas supremas, como la naci¨®n o la justicia social. Y, como devotos fundamentalistas, no admitimos cr¨ªticas. Es la voluntad de Dios. @VictorLapuente
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.