Emulando a Damocles
?Puede hacer algo Maduro para evitar que caiga sobre ¨¦l la espada y lo fulmine?
Cuenta la leyenda que Damocles era un adulador del tirano de Siracusa, Dionisio. Alababa la grandeza de su poder, la inmensidad de sus riquezas y la extensi¨®n de sus dominios, como el colmo de la felicidad. Un d¨ªa Dionisio le pregunt¨®: ¡°Si mi vida te parece tan maravillosa, ?quieres probarla?¡±. El cortesano contest¨® afirmativamente. Entonces, Dionisio le visti¨® con ornamentos preciosos, le hizo recostarse en un catre de oro y puso a su alcance los m¨¢s exquisitos manjares, bellas mujeres, apuestos j¨®venes y bebidas afrodis¨ªacas. Colgando del techo con una crin de caballo, coloc¨® una afilada espada que, en cualquier momento, pod¨ªa desprenderse y atravesarle. El pobre Damocles estaba m¨¢s pendiente de la espada que de los placeres a su disposici¨®n. Finalmente, rog¨® a Dionisio que le dejara marcharse porque ya no quer¨ªa ser feliz.
Estados Unidos es la espada de Damocles sobre Maduro. ?Puede hacer algo Maduro para evitar que caiga sobre ¨¦l y lo fulmine? Parece que no mucho, m¨¢s all¨¢ de buscar escudos que amortig¨¹en el golpe y aplacen un desenlace cuyas caracter¨ªsticas y calendario determinar¨¢ la Casa Blanca, a las ¨®rdenes de un halconero imprevisible, propagandista de Guant¨¢namo y de la invasi¨®n de Panam¨¢. Am¨¦rica Latina y la Uni¨®n Europea seguir¨¢n siendo protagonistas en algunos tramos del cerco y actores secundarios en otros.
El mandatario sitiado promete otro Vietnam, ajeno a que la fatiga del chavismo es tanta que posiblemente haya m¨¢s armas que manos dispuestas a empu?arlas. Inmersos en la brega contra la hiperinflaci¨®n, el desabastecimiento y el desplome de los servicios p¨²blicos, los ranchos dif¨ªcilmente se alzar¨¢n contra el heredero de Ch¨¢vez, pero tampoco secundar¨¢n el llamamiento a filas del r¨¦gimen, al menos tan masivamente como con el difunto caudillo.
Sin grietas visibles en el v¨¦rtice castrense, puesto que los dos generales sublevados no ten¨ªan mando en tropa, ni pertenec¨ªan al Estado Mayor, la coalici¨®n antigubernamental queda a la espera de la implosi¨®n de los cuarteles y de la bancarrota, con el bloqueo de cuentas y activos petroleros. El desarrollo de la crisis ser¨¢ err¨¢tico, con mediaciones diplom¨¢ticas, intoxicaciones y bulos. El oficialismo baraja arriesgadas f¨®rmulas de resistencia. Una de ellas ser¨ªa la detenci¨®n de Guaid¨® argumentando que ninguna Constituci¨®n permite la autoproclamaci¨®n presidencial en plaza p¨²blica.Los promotores del ¨®rdago consideran un error no apresarlo porque se pierde una baza negociadora al no trasladar al terreno del adversario el peso de la toma de decisiones. Si se le detiene, el nuevo escenario obliga a Estados Unidos a mover pieza: ?Negociamos? ?Invadimos? ?La terminamos de armar? ?Cu¨¢ntos muertos estamos dispuestos a poner sobre la mesa?
El simbolismo de Guaid¨® es enorme en la alianza internacional, y la reacci¨®n norteamericana a su detenci¨®n la pondr¨ªa a prueba. Cabe suponer tambi¨¦n que los cuartos de banderas est¨¦n ponderando salir del atolladero sin entregar armas y bagajes, negociando una transici¨®n a cambio del sacrificio de Maduro en el altar de la soberan¨ªa nacional, inst¨¢ndole a la patri¨®tica emulaci¨®n de Damocles.
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