Temblad todos: vuelve la bandera ¨²nica
El principal signo simb¨®lico de la democracia espa?ola es el goce de al menos tres ense?as: la europea, la rojigualda, la auton¨®mica
Temblad todos. Especialmente los que teng¨¢is memoria de la ominosa. Vuelve la bandera ¨²nica.
La prueba de que la manifa de Col¨®n fue un acto ultranacionalista fue una ausencia. El nombre de Europa, caldero de fusi¨®n de las peque?as identidades ego¨ªstas, m¨¢quina de voluntad supranacional y garante de la democracia (y la prosperidad) de Espa?a, no asom¨® ni por casualidad al manifiesto. Y sin Europa solo queda retronacionalismo.
Por eso se comprende que ¡ªdescontada la buena fe de much¨ªsimos manifestantes, la misma que exhiben tantos asistentes a la Diada¡ª se trataba de un cortejo marcado por la ideolog¨ªa ultraderechista de uno de los partidos convocantes. De cuyo nombre, ustedes perdonen, no quiero acordarme.
Es de lamentar, sobre todo por quienes pugnaron por hacer de Ciudadanos un meritorio partido centrista: ya se ali¨® con el diablo en Andaluc¨ªa; ya forma parte de un plan conjunto para echar a los rojos desde el alboroto de la calle; ya ha votado como senador del Reino a uno de los m¨¢s ultraderechistas, Jos¨¦ Alcaraz, victimizador pol¨ªtico de las v¨ªctimas del terrorismo.
¡°Una ¨²nica bandera, la de Espa?a¡±, arengaron. Cuando el principal signo simb¨®lico de la democracia espa?ola es el goce de al menos tres banderas: la europea, la rojigualda, la auton¨®mica. Quieren un ¨²nico s¨ªmbolo. Para ¡°un ¨²nico texto¡±, que contiene una ¡°¨²nica idea¡± y expresa ¡°un ¨²nico mensaje¡±.
Solo falt¨® a?adir la urgencia de una ¡°¨²nica lengua¡±, de un ¡°l¨ªder ¨²nico¡±, de un ¡°partido ¨²nico¡±. Para algunos (ojo, no para todos, ni muchos menos) ser¨ªa solo volver a su tradici¨®n parda.
Lean los patriotas Las identidades asesinas, de Amin Maalouf, vean que las identidades decentes son m¨²ltiples, se solapan, se multiplican, se comparten y superponen, se acogen entre s¨ª. Solo las un¨ªvocas desembocan en guerra y muerte.
Contrasta tanta simpleza de unicidades con la abundancia de variantes campanudas en el lenguaje tr¨¢gico y en el insulto sin freno del manifiesto oficial: traici¨®n, chantaje, deriva suicida, pu?alada por la espalda, humillaci¨®n intolerable, destrucci¨®n, patria, hartazgo...
Y con la difusi¨®n de al menos dos falsedades: la de que el presidente cedi¨® ¡°al recibir con lazos amarillos¡± al de la Generalitat en La Moncloa. Falso. Y la de que cedi¨® al ofrecer negociar los Presupuestos ¡°a cambio de la soberan¨ªa nacional¡±. ?D¨®nde?
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