Lo que est¨¢ en juego en la votaci¨®n de presupuestos

Contra todo pron¨®stico, la Gran Recesi¨®n no supuso un colapso de la ayuda internacional. El desplome presupuestario de Espa?a y las ca¨ªdas de B¨¦lgica, Grecia y alg¨²n otro donante fueron, de hecho, la excepci¨®n a una tendencia de estabilidad en esfuerzo sobre RNB y subidas constantes en valores absolutos. El a?o 2016 marc¨® el r¨¦cord de la OCDE desde 1960, con un total agregado de 145.000 millones de d¨®lares (ver gr¨¢fico adjunto). El resultado es hist¨®rico en t¨¦rminos de vidas salvadas, ni?os educados o futuros reconstruidos.

Lo que no tumbaron el d¨¦ficit fiscal y las pol¨ªticas de austeridad podr¨ªa ahora tumbarlo ahora el hurac¨¢n populista que recorre los pa¨ªses desarrollados. Como expres¨® con lucidez un analista en un reciente encuentro sobre la Agenda 2030, ¡°podr¨ªamos encontrarnos con que la izquierda se apropia del discurso del desarrollo sostenible y la derecha del de la Constituci¨®n, cuando ambos asuntos deber¨ªan ser cuesti¨®n de inter¨¦s p¨²blico¡±.

No estoy seguro de que este dilema encaje bien en los esquemas ideol¨®gicos convencionales. Pero s¨ª lo hace en la divisi¨®n entre partidos tradicionales y nuevo populismo. Para Trump, esta es una batalla sobre los recursos que su pa¨ªs malgasta fuera y podr¨ªan ser invertidos en casa; para los brexiteers, la ayuda debe formar parte del arsenal de influencia exterior de un Reino Unido liberado; para los xen¨®fobos, la cooperaci¨®n es solo otro instrumento para poner freno a los flujos migratorios.

Este es el dilema que se dirime en el tablero pol¨ªtico contempor¨¢neo. Y se encarna en ocasiones tan concretas como la votaci¨®n presupuestaria de esta semana en el Congreso. La posible derrota del gobierno de Pedro S¨¢nchez va mucho m¨¢s all¨¢ del modesto incremento previsto en los presupuestos de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Lo que est¨¢ en juego es una manera de concebir la pol¨ªtica exterior y la responsabilidad de Espa?a en el mundo. M¨¢s a¨²n, nos jugamos la posibilidad de incorporar a nuestro pa¨ªs al eje de resistencia que alemanes y franceses han planteado dentro de una UE cada vez m¨¢s hostil a este mensaje.

Comprendemos las razones existenciales por las que cada grupo de la oposici¨®n va a emitir su voto. Esperemos que ellos comprendan qui¨¦n paga las consecuencias.