El Estado siempre empapela
Lo que cala de sus palabras en la sociedad catalana va seg¨²n la ideolog¨ªa del receptor
"No olvides nunca que el Estado siempre empapela¡±, me aconsej¨® un d¨ªa el economista Ram¨®n Tr¨ªas Fargas, hijo del exilio de Inglaterra en los a?os de la postguerra y durante muchos a?os conseller de Econom¨ªa y Finanzas en el gobierno de Jordi Pujol cuando el presidente de la Generalitat fue elegido espa?ol del a?o por el diario ABC. Qu¨¦ lejos queda eso. Cuando el golpe de Estado en Chile hubo gente de Uni¨® Democr¨¢tica que se alegr¨® y cuando le escrib¨ª y Pujol lo ley¨® me cogi¨® del brazo en un encuentro casual, siempre te cog¨ªa del brazo, y me explic¨® que no se alegraba del golpe militar pero deb¨ªa de reconocerse lo que ahora no reconoce el independentismo radical: que no se puede cambiar un pa¨ªs sin tener una mayor¨ªa electoral amplia apoyando el cambio. Allende no lo ten¨ªa, a?adi¨® Pujol. ?Qu¨¦ opina del independentismo que no supera la barrera electoral del 50%?
¡°No olvides que el Estado siempre empapela¡± fue la frase que almorzando un d¨ªa junto al abogado anarquista Mateo Segu¨ª nos dijo Maci¨¤ Alavedra, culto y educado conseller de Econom¨ªa con Pujol. Almorzamos antes de que la Justicia le empapelase por delito de cuello blanco. Alavedra ten¨ªa un punto de cinismo, lo que le permiti¨® decir que era independentista por vivir en Catalu?a pero si viviese en Madrid siendo presidente del Gobierno se opondr¨ªa a la independencia porque Espa?a necesita el motor del PIB catal¨¢n.
Que el Estado siempre empapela, justificadamente seg¨²n el sumario o arbitrariamente seg¨²n las defensas, aflor¨® en las palabras de la secretaria del tribunal y de los abogados defensores de los procesados. Lo que cala de sus palabras en la sociedad catalana va seg¨²n la ideolog¨ªa del receptor. El propietario de una cocteler¨ªa barcelonesa hist¨®rica por sus a?os y s¨®lida por su clientela, me ofreci¨® una interesante disecci¨®n de esos receptores: ¡°La gente que viene a tomar el aperitivo a mediod¨ªa defiende en la barra, sin tapujos, la unidad de Espa?a; los que toman su c¨®ctel a media tarde se muestran moderadamente independentistas y los que vienen por la noche pasan del tema o cuando menos no expresan lo que piensan¡±.
En la d¨¦cada de los setenta unos jubilados se instalaban todas las ma?anas en el Palacio de Justicia. Tras a?os de ver juicios sab¨ªan de derecho penal m¨¢s que algunos abogados. El l¨ªder de la tribu, siempre con un calique?o en la boca, incluso correg¨ªa al finalizar el juicio la manera de llevar un abogado la defensa. ¡°Menos eximentes, chaval; los tribunales hacen poco caso de esas cosas¡±, le dec¨ªa. De haber asistido a la primera sesi¨®n del proc¨¦s aquel anciano preguntar¨ªa a las defensas si despu¨¦s de lo mucho que hab¨ªan dicho en la jornada preliminar tendr¨ªan algo nuevo que a?adir. De lo que dijeron, me quedo con una frase que suscribe gente con la que habl¨¦ sobre el tema: nunca se tendr¨ªa que haber llegado hasta aqu¨ª.
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