La hora de apostar
El fracaso en la tramitaci¨®n de los Presupuestos le da al presidente la raz¨®n para convocar
Un adelanto electoral es una apuesta. En un sistema parlamentario los presidentes pueden anticipar las elecciones y manipular as¨ª los tiempos para ganar ventaja pol¨ªtica. Sin embargo, como buena apuesta, una cosa es atreverse y otra que salga bien. Suele haber dos racionalidades distintas detr¨¢s de no agotar una legislatura. De un lado, que los gobiernos busquen minimizar sus p¨¦rdidas porque consideren que seguir en el poder desgasta. Algo as¨ª prim¨® cuando Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hizo las elecciones generales en 2011. Del otro lado, puede ser que un gobierno piense que es el momento propicio para incrementar apoyos. Por esto convoc¨® Manuel Chaves las elecciones andaluzas en 1996 tras la legislatura de la pinza. Ahora bien, lo m¨¢s duro es cuando los gobiernos cometen un error de percepci¨®n, como los de Artur Mas en 2012 o Theresa May en 2017, que ambos convocaron pensando que ganar¨ªan esca?os y los cedieron.
Los adelantos electorales son frecuentes en la segunda mitad de un mandato y por parte de gobiernos en minor¨ªa de un solo partido. Adem¨¢s, suelen asociarse con contextos econ¨®micos favorables (aparejan la popularidad del presidente), con que el partido del gobierno saque distancia en los sondeos a sus rivales o con que la oposici¨®n est¨¦ dividida. En todo caso, la clave est¨¢ m¨¢s en el porqu¨¦ que en el cu¨¢ndo. Es decir, en cu¨¢l es la raz¨®n que justifica ir a las urnas y muda el oportunismo en necesidad. E incluso as¨ª, con razones bien armadas, entre la firma del decreto y la celebraci¨®n de los comicios 54 d¨ªas despu¨¦s puede haber infinitas contingencias.
El fracaso con los presupuestos le da al presidente la raz¨®n para convocar y es dudoso que vaya a tener otra tan clara. Ya parece descartado que el Gobierno aguante hasta oto?o y tiene sentido, pues implicar¨ªa perder el argumento del bloqueo presupuestario y, sin la mayor¨ªa de la moci¨®n, ni siquiera cuenta con garant¨ªas de convalidar sus decretos en el Congreso. Ganar¨ªa tiempo, pero si el PSOE pierde poder en las auton¨®micas su ventaja en los sondeos se puede evaporar r¨¢pidamente.
La decisi¨®n oscila entre dos escenarios. De un lado, una elecci¨®n concurrente en mayo. Es indudable que esto alinear¨ªa a toda la organizaci¨®n a luchar por S¨¢nchez, pero supone al tiempo que el PSOE sacrifique el activo que suponen sus barones y su estructura local. Adem¨¢s, la contaminaci¨®n entre arenas electorales ser¨ªa importante, haciendo m¨¢s dif¨ªcil ejercer rendici¨®n de cuentas a los votantes ya que hasta el ¨²ltimo alcalde socialista se ver¨ªa (a¨²n m¨¢s) condicionado en sus apoyos por la valoraci¨®n del presidente.
Del otro lado, convocar en abril podr¨ªa ayudar al Gobierno a que sus l¨ªderes territoriales se impliquen (ser¨ªa una previa de sus propias elecciones) y tiene la narrativa del bloqueo del presupuesto por la oposici¨®n y los independentistas como arma, por m¨¢s que sea el primero en medirse a las urnas. De ah¨ª que probablemente este ¨²ltimo escenario es el mejor (o menos malo) para un presidente que no se puede permitir retrasar m¨¢s la apuesta.
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