Entre pa¨ªs y causa

Extra?a cumbre la que ha organizado el trumpismo en Varsovia, en la que destacan las ausencias y el bajo nivel de los delegados. Estar¨¢, naturalmente, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo y le acompa?ar¨¢ el vicepresidente Mike Pence. Tambi¨¦n Netanyahu. Y poco m¨¢s. Todo el resto ministros representantes del mundo ¨¢rabe anta?o calificados de moderados, un ep¨ªteto que suena especialmente inmerecido en determinados casos, como es Arabia Saud¨ª, el pa¨ªs que asesina a periodistas y tortura feministas.

La estrella es Jared Kushner, el yern¨ªsimo encargado por Trump de los asuntos de la regi¨®n y aut¨¦ntico protagonista de la fiesta. Le corresponde plenamente, dado el t¨ªtulo de la conferencia sobre "el futuro de la paz y la seguridad en Oriente Pr¨®ximo", en concordancia con el desconocido y misterioso plan de paz entre palestinos e israel¨ªes que le prometi¨® a su suegro. Lo m¨¢s notable es que la reuni¨®n solo trata de Ir¨¢n, en la semana misma en que Teher¨¢n celebra los 40 a?os de la revoluci¨®n jomeinista, como si fuera una amenaza de liquidaci¨®n justo en los d¨ªas en que los ayatol¨¢s celebran la fiesta de su continuidad.

La Casa Blanca quiere agrupar fuerzas en la guerra fr¨ªa que mantienen Arabia Saud¨ª e Israel con la rep¨²blica isl¨¢mica, incrementar las sanciones y desanimar a los firmantes del acuerdo nuclear con Ir¨¢n que persisten en cumplirlo ¡ªcomo es el caso de los europeos¡ª, en vez de seguir el ejemplo de Trump, que lo rompi¨® unilateralmente. A pesar de las consecuencias de las sanciones para la poblaci¨®n, el r¨¦gimen no ha movido ni una sola centrifugadora, de forma que sigue cumpliendo con los compromisos firmados en 2015 despu¨¦s que los incumpliera el principal firmante.

La ruptura del acuerdo levant¨® en su d¨ªa los temores a una reanudaci¨®n del programa nuclear que condujera a una escalada de represalias militares. Pero no ha sido as¨ª. Si bien Ir¨¢n, y sobre todo sus guardianes de la revoluci¨®n, persisten en sus ambiciones hegemonistas y han proseguido con su pol¨ªtica de inmiscuirse en Siria, Irak y Yemen, el gobierno ha optado por la paciencia estrat¨¦gica y quiere esperar a 2020, un a?o antes de las presidenciales iran¨ªes, para ver si, todav¨ªa con el reformista Hassan Rohani de presidente, regresa un dem¨®crata a la Casa Blanca y resucita el acuerdo nuclear ahora difunto.

Ir¨¢n no ha decidido aun si quiere ser un pa¨ªs o una causa. Fue Henry Kissinger quien estableci¨® hace diez a?os el dilema al que se enfrentaba Teher¨¢n, justo cuando se cumpl¨ªan 30 de la revoluci¨®n y empezaba a perfilarse la posibilidad de un acuerdo diplom¨¢tico para neutralizar el peligro de su programa nuclear. Con el deshielo entre Teher¨¢n y Washington promovido por Obama y Rohani empez¨® el camino de la normalizaci¨®n, pero la guerra fr¨ªa de Trump otorga de nuevo el protagonismo a los ultras, que en Ir¨¢n y en todas partes son siempre los partidarios de las causas.?