Unidos por Isabel Preysler
Siempre he pensado que su vida no solo ha sido solo suya, sino tambi¨¦n de este pa¨ªs
Isabel Preysler cumple a?os el pr¨®ximo lunes. Siempre he pensado que la vida de Preysler no solo ha sido suya, sino tambi¨¦n de este pa¨ªs. A trav¨¦s de ella podemos contar la historia de nuestros cambios, avances y retrocesos. Pero mientras Espa?a entraba y sal¨ªa de la crisis econ¨®mica, crec¨ªan las ansias independentistas de una parte de Catalu?a y la palabra divisi¨®n parec¨ªa volverse un color m¨¢s de nuestra bandera, m¨¢s me convenzo de que Isabel Preysler ayuda a mantenernos unidos, tanto como El Corte Ingl¨¦s o la Liga de f¨²tbol.
Lo he comprobado en mi reciente gira de conferencias por toda Espa?a. Desde El Ejido y M¨¢laga hasta L¨¦rida, Bilbao o Mallorca, los asistentes aplauden cada vez que comparto este punto de vista. Por m¨¢s dividida que est¨¦ la opini¨®n publica, m¨¢s ¨¢speras que sean las noticias, cuando escuchan hablar de Preysler regresan a casa. A una especie de punto de encuentro que tiene mucho del misterio con el que ella ha sabido envolver una personalidad que desconcierta y fascina, sin que nadie pueda encontrar esa caracter¨ªstica que lo explique. Un intangible. Puede ser su signo del hor¨®scopo, Acuario, que, seg¨²n le¨ª, ¡°encierra dos tipos de personalidad: una t¨ªmida y paciente y otra exuberante que esconde las profundidades de su personalidad bajo un aire fr¨ªvolo¡±. Preysler es ambos, sin nostalgia.
El icono que ha construido es una referencia de estilo y su vestuario nos ha acompa?ado de una Transici¨®n ilusionada al socialismo del PSOE y al liberalismo de Ciudadanos. El principio fue casi monacal gallego, junto a Julio Iglesias en una boda tumultuosa donde la ¨²nica serenidad era su rostro de 19 a?os. Y as¨ª como Espa?a se modernizaba, aprobaba el divorcio y se dirig¨ªa hacia la UE, Preysler se divorci¨® de Iglesias, no al rev¨¦s, porque no era como otras mujeres antes que ella que aceptaban o soportaban todo para no alterar sus vidas. En ese sentido, Preysler hizo el primer MeToo de la historia de ?Hola!. Aunque no convirti¨® su gesta en ¨¦pica feminista, cre¨® un manual no escrito de c¨®mo divorciarse con elegancia, palabra que desde entonces la acompa?a. En una entrevista en El Hormiguero, se modific¨® el decorado para complacer el lado fotog¨¦nico de Isabel y le preguntaron cu¨¢ndo hab¨ªa descubierto su lado bueno. ¡°Cuando estaba casada con Julio, ¨¦l siempre ped¨ªa que lo fotografiaran en su lado bueno y a m¨ª me pon¨ªan en el suyo malo. Sal¨ªa pepona, pero no pod¨ªa hacer nada. Me divorci¨¦ y me puse en mi lado bueno. Y di un cambiazo¡±, respondi¨® entre risas.
Isabel es mucho m¨¢s divertida, animada y sexy que Preysler. El sentido del humor, ha reconocido, le interesa much¨ªsimo. Lo que hace pensar que Julio Iglesias, Carlos Falc¨®, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa lo deben poseer tambi¨¦n. Con los a?os, el humor tiende a convertirse en iron¨ªa y una demostraci¨®n de inteligencia. Algo que Preysler ha conseguido agregar tambi¨¦n a su nombre.
Fue Terenci Moix quien me la present¨®. Veinte a?os despu¨¦s ella me permiti¨® conocer a Mario Vargas Llosa. Es un arco narrativo que me emociona, como muchas cosas de ella. Su afecto, que es inmediato, su sentido com¨²n, que es infinito y, s¨ª, ese sentido del humor. A veces suena gallego, con retranca incluida, pero ex¨®tico y desordenado como Manila. O un pel¨ªn arbitrario, pero jam¨¢s snob, y punzante, como aprendi¨® con Boyer, f¨ªsico y pol¨ªtico. En ocasiones, parec¨ªan sacados de una alta comedia escrita a cuatro manos, con sorprendentes giros y di¨¢logos burlones. Despu¨¦s de la muerte de Boyer, Preysler ley¨® en EL PA?S que el exministro de Econom¨ªa hab¨ªa sido una universidad para ella. ¡°Fue mucho m¨¢s¡±, reconoci¨® con su articulada forma de hablar, espaciando las s¨ªlabas y atrapando al m¨¢ximo el inter¨¦s de su interlocutor.
Las doce de la noche es hora punta en la casa de Isabel Preysler en Madrid porque son las ocho de la ma?ana siguiente en Manila y las seis de la tarde en Miami, dominios familiares que gestion¨® durante a?os por una centralita y ahora a golpe de WhatsApp. Desde hace a?os, Vargas Llosa y ella parecen pilotar una versi¨®n del Halc¨®n Milenario, la nave de La Guerra de Las Galaxias, donde Han Solo anhelaba al fin llevar a la Princesa Leia, despu¨¦s de esperar que sus vidas pudieran ser una. Una historia de amor adulta y ba?ada de contemporaneidad. Me gusta saberlos a bordo, demostr¨¢ndonos que sin ser espa?oles, nos intuyen mejor.
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