La invasi¨®n de los osos polares
Se multiplican los indicios de que algo no va bien en la naturaleza
El Siberian Times es uno de los diarios m¨¢s entretenidos del mundo. En Siberia ocurren m¨¢s cosas de lo que podr¨ªa parecer, aunque se trate de una tierra remota, helada y medio vac¨ªa. No son las mejores p¨¢ginas para buscar informaci¨®n pol¨ªtica, pero s¨ª una mina para mantenerse al d¨ªa de temas mucho m¨¢s interesantes, como el tr¨¢fico de colmillos de mamut o, desde hace unos d¨ªas, la invasi¨®n por decenas de osos polares de una localidad situada m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo polar ¨¢rtico.
El pueblo en cuesti¨®n se llama Belushya Guba y ha sido tomado al asalto por m¨¢s de 50 de estos imponentes carn¨ªvoros, que campan a sus anchas por el basurero y se mueven sin complejos por toda la localidad. Los ni?os no pueden ir al colegio y los adultos no osan bajarse del coche, a no ser que est¨¦n armados hasta los dientes. Y aun as¨ª porque, como muestran los v¨ªdeos que los atemorizados habitantes cuelgan en YouTube, son muchos osos y parecen muy hambrientos. En uno de ellos, se les escucha gru?ir en torno a restos de comida y realmente no parece sensato interrumpirles en sus quehaceres.
Los cient¨ªficos no se ponen de acuerdo sobre los motivos de esta invasi¨®n; algunos consideran que se debe a los patrones de migraci¨®n, otros creen que la causa est¨¢ relacionada con el cambio clim¨¢tico: buscan comida cerca de los humanos porque la ausencia de hielo les impide acceder a su alimento natural, focas que cazan al acecho. La entrada en el mercado negro de muchos colmillos de mamut s¨ª tiene que ver sin duda con el calentamiento global: la subida de las temperaturas hace que el permafrost se funda y que expulse restos de estos animales, que llevaban miles de a?os enterrados.
Dersu Uzala, la bell¨ªsima pel¨ªcula de Akira Kurosawa, relataba la vida de un cazador n¨®mada de la tundra siberiana. Era animista y para ¨¦l la naturaleza estaba llena de ¡°gente¡± con la que deb¨ªamos convivir desde el respeto. El fuego, el viento o los ¨¢rboles eran gente que pod¨ªa enfadarse y que hab¨ªa que tratar con cuidado. Hemos sido tan insensatos de romper el equilibrio que sabios como Dersu mantuvieron vivo durante siglos. Los osos enfadados de Belushya Guba son un indicio m¨¢s de que algo no va bien en nuestro entorno, de que ya no sabemos convivir con la gente que nos rodea.
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