Mujeres casadas que pierden su nombre
Como espa?ola me siento orgullosa de que mantengamos nuestros apellidos, los de nuestra familia de origen, y nuestra identidad a lo largo de nuestra vida
Deber¨ªa ser un clamor que en el siglo XXI y en la era del #MeToo todav¨ªa existan pa¨ªses desarrollados ¡ªcomo Estados Unidos o Francia¡ª en los que las mujeres casadas adoptan legalmente el apellido del marido. Pese a que esa decisi¨®n suele ser voluntaria, la tradici¨®n tiende a imponerse. Que la ley lo permita me parece retr¨®grado ya que va en contra de la igualdad de g¨¦nero.
A m¨ª, que ya tengo sesenta a?os y me he movido bastante por el mundo por mi trabajo, no deja de llamarme poderosamente la atenci¨®n que mujeres j¨®venes, con estudios universitarios e independencia financiera, sigan creyendo que cambiar su apellido al casarse es un acto de amor hacia su marido, y que haya maridos que lo acepten e incluso que puedan ver mal que su esposa no lo haga. Aunque est¨¦ socialmente y culturalmente arraigado, este h¨¢bito es tan obsoleto como muchas otras pr¨¢cticas y leyes que desparecieron hace ya mucho tiempo. Por ejemplo, en la Espa?a de los a?os 70, las mujeres casadas necesitaban el permiso del marido para sacarse el carn¨¦ de conducir o el pasaporte.
Como espa?ola me siento orgullosa de que mantengamos nuestros apellidos, los de nuestra familia de origen, y nuestra identidad a lo largo de nuestra vida. Y sobre todo, que no tengamos que acabar como muchas mujeres divorciadas que conservan el apellido de un exmarido porque nadie las conoce por el suyo de soltera o porque ya han desarrollado una labor profesional con el nombre del marido. Un caso paradigm¨¢tico es el de la?directora del Fondo Monetario Internacional (FMI),?Christine Lagarde,?una de las mujeres que ha llegado m¨¢s arriba profesionalmente en el mundo y que usa el apellido de su exmarido.
En Espa?a no tenemos ese problema y este tema no se suele ser comentado ni debatido, pero estar¨ªa bien que nuestros medios de comunicaci¨®n se hiciesen eco y que nuestras eurodiputadas lo llevasen al Parlamento Europeo e impulsaran la introducci¨®n de cambios en la legislaci¨®n de los pa¨ªses que a¨²n toleran que la identidad de las mujeres casadas se defina en funci¨®n de sus maridos.?
Esta tribuna es una colaboraci¨®n de un lector en el marco de la campa?a ?Y t¨² qu¨¦ piensas?. EL PA?S anima a sus lectores a participar en el debate. Algunas tribunas ser¨¢n seleccionadas por el Defensor del Lector para su publicaci¨®n.
Los textos no deben tener m¨¢s de 380 palabras (2.000 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, tel¨¦fono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PA?S se reserva el derecho de publicarlos y editarlos. ytuquepiensas@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.