As¨ª es Lucy, la septuagenaria polaca que regenta el bar m¨¢s entra?able de Manhattan

Ludwika H. Mickevicius es una venerable mujer polaca que lleva m¨¢s de 25 a?os tras la barra de un local sin nombre del East Village neoyorquino ¨Cjusto en uno de los confines de Tompkins Square Park¨C que antes se llamaba Blanche¡¯s, el nombre de la se?ora que se lo cedi¨® a principios de los noventa cuando (no es broma) logr¨® hacer las maletas m¨¢s r¨¢pido que ella para jubilarse en Florida.

Lucy a¨²n habla fatal ingl¨¦s,? solo acepta efectivo, cuenta la caja de cada noche de memoria y deja la decoraci¨®n de Halloween hasta Navidad, y la de Navidad hasta que le da la gana sacarla

El local es diminuto, un s¨®tano, de los ¨²ltimos de su estirpe en un barrio hecho a?icos por la gentrificaci¨®n desde hace dos d¨¦cadas. Antes era lugar de peregrinaci¨®n para la comunidad polaca. Cuando a Lucy le entra la morri?a, cierra el bar y se va a su tierra natal a pasar una temporada. De hecho, cuentan que solo se la ve en el bar o en su pa¨ªs natal.

Lucy a¨²n habla fatal en ingl¨¦s, solo acepta efectivo, cuenta la caja de cada noche de memoria y deja la decoraci¨®n de Halloween hasta Navidad, y la de Navidad hasta que le da la gana sacarla. Trabaja sola, salvo la ayuda ocasional de su nieta, y rara vez cierra antes de las 4 A.M. Aunque su bebida favorita es el gint¨®nic, Lucy ya no bebe. Se le olvid¨® que hace un cuarto de siglo estuvo a punto de jubilarse.