Confusi¨®n

Pedir cita con el psiquiatra o refugiarse en el coraz¨®n del bosque, esta es la disyuntiva que le queda al ciudadano ante las pr¨®ximas elecciones generales del 28 de abril. Como la campa?a va a coincidir de lleno con la Semana Santa puede que en medio de la confusi¨®n los m¨ªtines se llenen de nazarenos con capirotes morados y al final los militantes m¨¢s apasionados lleven en andas a su candidato como lo hacen los costaleros con El Cachorro. Los agn¨®sticos desde la playa con una cerveza en la mano ver¨¢n en las pantallas procesiones con penitentes descalzos arrastrando cadenas tras los pasos de Cristos ensangrentados y de V¨ªrgenes llorosas sin poder distinguir entre el l¨¢tigo de los sayones y los insultos de cualquier l¨ªder pol¨ªtico a su adversario. En un canal un orador sagrado pronunciar¨¢ el serm¨®n de las Siete Palabras, mientras en otro un candidato lleno de fiebre arremeter¨¢ contra los enemigos de la patria, que en su opini¨®n ser¨¢n los mismos que llevaron a Cristo al calvario. A esta amalgama de cirios, saetas, soflamas, tertulias y encuestas se unir¨¢ la veleidosa meteorolog¨ªa de abril con las amenazas de lluvia y sobre semejante enjambre de pol¨ªticos y cofrades reinar¨¢ el olor a aceite recalentado de torrijas y bu?uelos. Al ciudadano que logre sobrevivir le esperan en mayo las elecciones auton¨®micas, municipales y europeas. Entre las ferias de Sevilla y de San Isidro, a los m¨ªtines acalorados se sumar¨¢n las romer¨ªas con caballos enjaezados y toda clase de tapas y bebidas, rebujitos, finos, chiquitos, entresijos, gallinejas y empanadas de pulpo bajo la alergia primaveral al polen de las gram¨ªneas. Unos desde los tendidos de sol, otros desde el callej¨®n con un puro en la boca aplaudir¨¢n o denostar¨¢n a los candidatos y el espect¨¢culo culminar¨¢ con el arrastre del ¨²ltimo toro, que en este caso podr¨ªa ser el propio ciudadano.