La cuadratura del c¨ªrculo
Ciudadanos ha hecho de la cuesti¨®n nacional el n¨²cleo de su acci¨®n pol¨ªtica, su supuesto centrismo se ha diluido bajo esta apuesta por lo identitario
Es posible aspirar a gobernar con el bloque de derechas, negarse a hacerlo con el centro-izquierda y sostener a la vez que se est¨¢ en el centro pol¨ªtico? Cosas m¨¢s raras ocurren en pol¨ªtica, pero me reconocer¨¢n que esta que propone Ciudadanos parece un tanto extravagante. Al menos si analizamos la llamada pol¨ªtica more geom¨¦trico, donde los diferentes actores se extienden en un plano en el que van creando c¨ªrculos que inevitablemente se superponen entre s¨ª o no llegan a tocarse siquiera. Es indudable que en nuestro sistema pol¨ªtico hab¨ªa un espacio com¨²n sobre el que se superpon¨ªan en parte casi todos ellos. Es lo que se llamaba consenso constitucional, que operaba como algo parecido al consenso entrecruzado (overlapping consensus) del que habla Rawls. Por mucho que se pudiera discrepar pol¨ªticamente, los principios que emanaban de ese acuerdo de base no se cuestionaban.
La incongruencia del nuevo giro de Ciudadanos consiste en decidir qui¨¦n se integra o queda fuera de ese espacio en com¨²n. Lo primero que llama la atenci¨®n es la soberbia de su l¨ªder, un reci¨¦n llegado a la pol¨ªtica, para entregar ¡ªa Vox¡ª o quitar ¡ªal PSOE¡ª carn¨¦s de constitucionalismo. O sea, que el partido que siempre ha sabido encarnar mejor que ning¨²n otro el esp¨ªritu de la Constituci¨®n ya no es constitucionalista y s¨ª lo es un partido de ultraderecha. ?Estupendo!
Lo cierto es que su decreto de expulsi¨®n opera intuitu personae, se dirige m¨¢s a S¨¢nchez que a su propio grupo, como si ¨¦l tuviera la capacidad de decir a otro partido c¨®mo haya de organizarse. Otro rasgo de petulancia, que en este caso va asociado al atrevimiento de interpretar lo que sea o deje de ser Espa?a. Si la intenci¨®n de voto puede servir como criterio hermen¨¦utico, dicha idea de nuestro pa¨ªs no se corresponde con lo que piensa ¡ªo ¡°siente¡±¡ª ni la mitad de quienes lo habitan. Ni siquiera Vox la comparte, que aspira a eliminar las comunidades aut¨®nomas.
Aqu¨ª es donde deseo detenerme. Porque cuando hablamos de ¡°centro¡± operamos con el cl¨¢sico eje izquierda/derecha. ?Es aplicable esta met¨¢fora espacial a las pol¨ªticas identitarias? Seguramente no, porque eso nos llevar¨ªa a la conclusi¨®n absurda de que centrista en este ¨¢mbito solo podr¨ªan serlo los famosos ¡°equidistantes¡±. Y es una obviedad que hay nacionalistas de izquierda y de derechas; incluso, como el propio Ciudadanos, de ¡°centro¡±. Dado que este partido ha hecho de la cuesti¨®n nacional el n¨²cleo de su acci¨®n pol¨ªtica, su supuesto centrismo se ha diluido ya bajo esta decidida apuesta por lo identitario.
Esta misma apuesta est¨¢ detr¨¢s de lo que de verdad preocupa a Ciudadanos y sostiene su veto a S¨¢nchez, la posibilidad de imaginar que el ser de Espa?a sea ¡°negociable¡±, como si este hubiera sido tallado ya de forma indeleble en la Constituci¨®n. Pero en un pa¨ªs tan diverso como el nuestro, negociar estas cuestiones trasciende las cl¨¢sicas distinciones entre izquierda y derecha. A esto se le llama, simplemente, hacer pol¨ªtica.
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