El d¨ªa m¨¢s triste

El primero de octubre de 2017 fue el d¨ªa m¨¢s triste. Porque muchos bienintencionados recibieron palizas policiales de consideraci¨®n. Porque algunos se refocilaron en ellas y otros les indujeron a desempe?ar ese in¨²til sacrificio. Y porque algunos organizadores quisieron capitalizar la desgracia elev¨¢ndola a gesta heroica y maravillosa, de alcance hist¨®rico, cuando fue en buena parte simple producto de una trampa.

El d¨ªa m¨¢s triste se convirti¨® ayer en Las Salesas en un primer parteaguas del forcejeo judicial. Por vez primera pareci¨® haber juego cruzado. La calamitosa declaraci¨®n, el jueves pasado, del exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, hab¨ªa arruinado ¡ªmuchos creyeron que sin remedio¡ª, el argumentario del Gobierno Rajoy, y de rebote, la causa legalitaria. Por razones de miseria moral: quien deslocaliza sus responsabilidades hacia sus subordinados nada merece. Y menos si lo hace trasluciendo vagancia en la preparaci¨®n, descreimiento en los motivos y fragilidad de fraseo.

Por fin supimos, ante el distanciamiento de Mariano y la distancia de Soraya, qui¨¦n mandaba all¨ª. Era el secretario de Estado de Seguridad, Jos¨¦ Antonio Nieto, quien asumi¨® entonces (y ayer) todas las responsabilidades, las suyas y las de la superioridad ausente. Consuelo a medias, porque esa delegaci¨®n en un secretario de Estado sugiere que el 1-O nunca se apareci¨® ante el Gobierno de Espa?a como inquietante; o si le inquietaba, apenas concit¨® su atenci¨®n, sino que procur¨® su dejaci¨®n de funciones; o al menos, un (excesivo) desd¨¦n por las tareas de a pie, las susceptibles de malherir im¨¢genes y ensuciar trayectorias.

Ante el fiscal, Nieto se mostr¨® muy seguro en la defensa de dos ideas. Una, que la posici¨®n del Govern de Puigdemont era ¡°surrealista¡±, de manera que ¨¦l y sus adl¨¢teres se reun¨ªan para colaborar con aquellos que estaban judicialmente obligados a impedir el refer¨¦ndum, pero que al mismo tiempo eran sus convocantes, por lo que siempre instaban a que no se actuase. Les ¡°interesaba especialmente¡± una parte de lo que hab¨ªa dispuesto la magistrada del Tribunal Superior catal¨¢n: el imperativo de ¡°mantener la convivencia ciudadana, pero no el mandato en s¨ª¡± de evitar la votaci¨®n.

Dos, que el cuerpo de los Mossos d¡¯Esquadra, se caracteriz¨® por su pasividad: solo actu¨® en municipios peque?os y f¨¢ciles, y dej¨® el grueso de la tarea a guardias civiles y polic¨ªas nacionales, que en principio solo deb¨ªan haberles apoyado; am¨¦n de que su plan operativo era ¡°insuficiente¡±. Ante el abogado de Joaquim Forn, sin embargo, mostr¨® dudas, sobre todo en detalles num¨¦ricos significativos, cuando le inquiri¨® sobre si no era cierto que el plan hab¨ªa sido ¡°el m¨¢s potente de los desplegados¡± en la historia de los Mossos, o por qu¨¦ ante la presunta inacci¨®n de los uniformados auton¨®micos no actuaron las unidades antidisturbios de los cuerpos estatales.

Esa discusi¨®n de los detalles tiene, y tendr¨¢, relevancia judicial: qu¨¦ fue (jur¨ªdicamente) cada conducta, depende al cabo de c¨®mo se desarroll¨® (pr¨¢cticamente).