C¨®mo saber que est¨¢s comprando una silla Luis XIV y no una pieza castellana
En la segunda entrega de la gu¨ªa de los estilos decorativos damos las claves para hacerse el entendido con los luises y saber distinguir de una vez por todas entre el modernismo y el art d¨¦co
Valga se?alar que, cuando uno empieza a hablar de luises en t¨¦rminos decorativos, tiene todas las papeletas para meter la pata con el n¨²mero del monarca borb¨®nico en cuesti¨®n. Los tres ¨²ltimos reyes de Francia (Luis XIV, Luis XV y Luis XVI) eran mucho m¨¢s entusiastas de la decoraci¨®n que de la pol¨ªtica, y se dedicaron a redecorar Versalles con mucho m¨¢s ¨¦nfasis del que concedieron a la pol¨ªtica. Incluso entre los expertos es f¨¢cil caer en las falsificaciones como casi ocurri¨® hace tres a?os, cuando dos marchantes de arte fueron detenidos por la polic¨ªa francesa por colar dos copias entre un grupo de sillas de Luis XV.
Diferenciarlos requiere un ojo entrenado, por eso, hemos querido elaborar esta gu¨ªa de los principales estilos decorativos, en cuya primera entrega d¨¢bamos las claves para diferenciar el minimalismo de todas aquellas corrientes que promulgaban tambi¨¦n la econom¨ªa de lenguaje y la funcionalidad del dise?o.
Estilo Luis XIV - Dios est¨¢ en el sill¨®n
El que inaugur¨® la tradici¨®n interiorista entre los luises fue el Rey Sol, que subi¨® al trono en 1643 y falleci¨® en 1715. Luis XIV quiso desarrollar la artesan¨ªa de lujo en Francia y por tanto potenci¨® enormemente la fabricaci¨®n de mobiliario destinado al mercado tanto nacional como internacional. Las de Versalles eran piezas-espect¨¢culo, grandes, se?oriales y talladas con instrumentos musicales, trofeos o tridentes, que buscaban transmitir la divinidad del monarca. El gur¨² de la ¨¦poca era el ebanista Andr¨¦-Charles Boulle, que cre¨® muebles de formas caprichosas y ornamentaci¨®n extrema, con l¨ªneas sinuosas, marqueter¨ªa diab¨®licamente compleja y madera dorada. Por ejemplo, sus caracter¨ªsticas consolas con sobre de m¨¢rmol o p¨®rfido, patas con figuras mitol¨®gicas (frecuentemente femeninas) y madera oscura con detalles dorados.
Estilo Luis XV - Muebles para coquetear
Durante el reinado de Luis XV la decoraci¨®n se entreg¨® al rococ¨®: una evoluci¨®n del barroquismo del Rey Sol particularmente intrincada, asim¨¦trica y lujosa. Los muebles, hechos para estancias m¨¢s peque?as (prima su uso antes que la representaci¨®n), son m¨¢s seductores. Huyen de las estructuras complejas y simplifican su construcci¨®n. Por ejemplo, los sillones prescinden de travesa?os y los sustituyen por patas recias, aunque nunca rectas, talladas con motivos galantes: pastorcillos, hojas de laurel, cestos de flores o chinoiserie permiten reconocerlos a primera vista.
Estilo Luis XVI - Menos es m¨¢s (relativamente)
Aunque la imagen que tenemos de Luis XVI es la de un rey fr¨ªvolo que pag¨® su ligereza en la guillotina, lo cierto es que, al menos en lo decorativo, era m¨¢s contenido que sus predecesores y se entreg¨® a una sobriedad neocl¨¢sica que anticipaba el estilo Imperio. Aunque la verdadera responsable de este estilo fue su mujer, Mar¨ªa Antonieta, puede hablar de estilo Luis XVI cuando se encuentre con muebles de tama?o moderado y patas estilizadas, tapicer¨ªas de seda en colores suaves con detalles en dorado, delicadas l¨ªneas rectas y referencias a la cultura grecorromana. ?Las piezas clave? Las sillas y butacas de respaldo ovalado que puso de moda el ebanista Louis Delanois.
Estilo Imperio - Irreductible
El imperio al que se refiere esta escuela decorativa es el de Napole¨®n, que admiraba enormemente la cultura romana pero, en t¨¦rminos est¨¦ticos, prefiri¨® su pompa a su racionalidad. De ah¨ª, el estilo pas¨® a incluir referencias directas al antiguo Egipto y dio con una mezcla que, vista desde nuestros d¨ªas, es toda extravagancia: muebles pesados de l¨ªneas rectas y composiciones sim¨¦tricas y monumentales. Tambi¨¦n s¨ªmbolos mitol¨®gicos (esfinges, victorias) y alusiones al mundo animal, siempre desde el punto de vista del C¨¦sar: patas con pie de le¨®n y reposabrazos escult¨®ricos (cisnes dorados preferentemente). Objeto clave: el espejo psich¨¦, abatible y de cuerpo entero, y las sillas y mesas con patas pied en sabre, en forma de sable.
Biedermeier - La revoluci¨®n de los Garc¨ªa
Los estilos de los tres luises eran eminentemente mon¨¢rquicos y aristocr¨¢ticos, el napole¨®nico anunciaba el cambio y el Biedermeier fue el modo en que los nuevos aires llegaron a las casas burguesas, que se enfrentaban a la decoraci¨®n con un esp¨ªritu opuesto al del Antiguo R¨¦gimen: simplicidad, funcionalidad y elegancia contenida. Las l¨ªneas del estilo Biedermeier, una etiqueta nacida en Austria con intenci¨®n peyorativa ("Bieder" significa sencillo, y "Meier" es un apellido tan com¨²n en los pa¨ªses germanohablantes como Garc¨ªa o Fern¨¢ndez en los hispanos) son esencialmente una adaptaci¨®n low cost de los principios del estilo Imperio franc¨¦s.
Muchos de sus rasgos, como los muebles de madera de formas esbeltas y decoraci¨®n her¨¢ldica, han pasado a formar parte de ese magma indiferenciado que hoy se denomina "estilo cl¨¢sico" o "siglo XIX". Para reconocerlo, busque c¨®modas y armarios que aprovechan las vetas naturales de la madera para generar efectos sim¨¦tricos, y que combinan dos tonalidades de madera en un bicromatismo muy propio del mobiliario centroeuropeo.
Estilo Renacimiento espa?ol - Sin remordimiento
En el extranjero lo conocen como "estilo espa?ol" y aqu¨ª solemos despacharlo hablando de "mueble castellano". Ambas denominaciones son v¨¢lidas para hablar del mobiliario que durante el siglo XX recuper¨® algunas claves est¨¦ticas de una ¨¦poca, el siglo XVI, que el franquismo glorificaba como la edad de oro del imperio espa?ol. Muebles de madera maciza, oscura y tallada con motivos her¨¢ldicos, patas torneadas, puertas con cuarterones y piezas basadas en el hierro forjado, el cuero y el terciopelo.
?C¨®mo identificarlo? Piense en un Parador antiguo sin redecorar, en un mes¨®n castellano o en tantos y tantos portales madrile?os con tapices de caza y bodegones. Por cierto, algunos de los rasgos de los interiores castellanos, como las estancias encaladas con vigas de madera oscura, el suelo de barro cocido y los murales de azulejos tradicionales vuelven a estar de moda.
Modernista - Decorativo vegetal
Este es uno de los false friends m¨¢s habituales en el mundo de las artes decorativas. En ingl¨¦s, Modernist alude a la arquitectura y el dise?o del movimiento moderno (Le Corbusier, Mies van der Rohe¡), pero en espa?ol hablamos de modernismo cuando queremos aludir a lo que en el resto de Europa se llam¨®, a principios del siglo XX, art nouveau: formas fluidas inspiradas en el reino vegetal, muebles sinuosos, degradados crom¨¢ticos, texturas naturales y figuras aleg¨®ricas que se resuelven en un arabesco infinito. Piense en una l¨¢mpara Tiffany con pantalla de vidriera. En la arquitectura curvil¨ªnea de Gaud¨ª. En un cartel de Alfons Mucha. O f¨ªjese, por ejemplo, en el marco asim¨¦trico de este espejo que recuerda al tallo de una flor.
Art D¨¦co - Decorativo racional
Este movimiento que cristaliz¨® en la exposici¨®n de artes decorativas de Par¨ªs en 1925 debe mucho al art nouveau en cuanto a su voluntad decorativa, pero sustituye la inspiraci¨®n org¨¢nica por lo geom¨¦trico, y la riqueza crom¨¢tica por superficies lisas y brillantes y una esquem¨¢tica paleta de color: beis, negro, rojo. Piense, por ejemplo, en muebles lacados, en juegos basados en formas puras (c¨ªrculo, cuadrado, rect¨¢ngulo), en estilo industrial (tubo de acero), en materiales raros (malaquita, jade, maderas ex¨®ticas) y en una sensibilidad teatral, dram¨¢tica y reluciente que, en ocasiones, casi roza el racionalismo del movimiento moderno.
R¨²stico - Para¨ªso provenzal
He aqu¨ª una palabra habitual en el vocabulario de todo interiorista, decorador y vendedor de muebles que se precie: lo r¨²stico remite a lo campestre y, por lo tanto, a la imperfecci¨®n derivada de los acabados artesanales. Tiene muchas derivaciones, aunque en el mundo de la decoraci¨®n ha sido especialmente popular el provenzal, con sus muebles sencillos y robustos de madera maciza con pintura decapada o aplicada de forma desigual, o con una fina capa de pintura blanca (que no laca). Piense en una tradicional alacena, en sillas de enea y otros muebles que, en tiempos hipertecnol¨®gicos, aportan un toque humano (como el mueble de la imagen, un armario contempor¨¢neo de mango y acacia firmado por Maisons du Monde).
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