Pedro S¨¢nchez: diga 33
El "rodillo" del presidente convierte la euforia de Tezanos en un objetivo electoral veros¨ªmil
La euforia demosc¨®pica de Tezanos no refleja tanto una realidad como una aspiraci¨®n. No es que el PSOE re¨²na ahora el 33,3% del electorado. Es el objetivo que debe conseguir Pedro S¨¢nchez en la meta del 28 de abril, m¨¢s o menos como si el cocinero en jefe del CIS, ajeno a sus obligaciones contempor¨¢neas, coyunturales, neutrales, oficiara de or¨¢culo y de est¨ªmulo electoral.
Se trata de lanzar al cielo las ¨¢guilas que predisponen el camino de la victoria. Ya lo hac¨ªa Alejandro Magno como augurio a la moral de la soldadesca, aunque Pedro S¨¢nchez el evanescente no descuida los recursos concretos y materiales. Ninguno tan elocuente como la bater¨ªa de los decretos. Ser¨¢n leg¨ªtimos y hasta ser¨¢n imprescindibles, pero la sensibilidad electoral de los asuntos concernidos ¡ªla vivienda de alquiler, el empleo, los permisos de paternidad¡ª tanto delata la compulsividad de S¨¢nchez ¡ªva a gobernar m¨¢s en ocho d¨ªas que en ocho meses¡ª como exhibe el viento de cola de la Moncloa, hasta el extremo de sobreponerse, de mimetizarse, el inter¨¦s del Gobierno con el del partido.
Est¨¢ lejos Pedro S¨¢nchez a¨²n de decir 33 ¡ª¡°diga 33¡±, era la f¨®rmula con que auscultaban los antiguos m¨¦dicos a sus pacientes¡ª, pero dispone de extraordinarios recursos para conseguirlo. Las ediciones especiales BOE representan el mejor ejemplo. Un ejercicio administrativo/prosaico de poder que se a?ade a la inercia institucional, a la eficacia propagandista, al dominio de la agenda pol¨ªtica y a la distensi¨®n de la crisis catalana.
S¨¢nchez quiere demostrar a sus votantes que los Presupuestos se malograron por la firmeza de no haber cedido al soberanismo. Y le beneficia el juicio del proc¨¦s, precisamente porque el Tribunal Supremo dirime las responsabilidades penales de la sublevaci¨®n al tiempo que plantea, de rebote, la gesti¨®n negligente del Gobierno popular en el trauma del primero de octubre.
Pedro S¨¢nchez ha elegido bien los tiempos. Ha reanimado al PSOE. Y hasta ha disipado la resistencia de los barones territoriales. Empezando por Ximo Puig, cuya decisi¨®n de vincular las elecciones auton¨®micas a las generales rectifica la hostilidad de anta?o y sobrentiende el valor cat¨¢rtico y electoral del efecto S¨¢nchez.
El tr¨¢nsito hacia la gloria que pronostica Tezanos leyendo los posos del caf¨¦ hubiera sido menos evidente sin la torpeza de Albert Rivera. El veto dogm¨¢tico al PSOE no solo confunde a los votantes comunes del centro y neutraliza el pacto constitucional m¨¢s sensato. Tambi¨¦n permite a Pedro S¨¢nchez exponerse, reivindicarse, como la ¨²nica alternativa a la amenaza del oscurantismo y la regresi¨®n, aunque, parad¨®jicamente, cualquier camino de supervivencia exige la reanimaci¨®n de la coalici¨®n Frankenstein y el regreso al chantaje independista.
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