Di¨¢logo ?me escucha?
No s¨¦ si ser¨¢ un defecto de la hegemon¨ªa de la audici¨®n, pero cada vez m¨¢s, las personas tienden a o¨ªr sin escuchar
Como persona sorda me llama la atenci¨®n el escaso valor que se le da hoy a un di¨¢logo asertivo. En nuestra diversidad funcional nos comunicamos de forma extremadamente directa y en contacto visual con la otra persona para hacer de la comunicaci¨®n, nuestra barrera, algo efectivo. A muchas personas oyentes, este modo de dialogar para llegar a algo les parece desagradable, acostumbrados a sutilezas ac¨²sticas disuasorias o a enfocar el di¨¢logo como un mont¨®n de mon¨®logos. No s¨¦ si ser¨¢ un defecto de la hegemon¨ªa de la audici¨®n, pero cada vez m¨¢s, las personas tienden a o¨ªr sin escuchar.
El asunto es grave porque el di¨¢logo es la pieza clave de los grandes pol¨ªticos. El di¨¢logo al que sigue un acuerdo, se entiende. Hoy d¨ªa todo pol¨ªtico que se precie lo cita como algo fundamental a modo de mantra. Y no solo en posiciones ideol¨®gicas que compiten por el poder hay un problema de di¨¢logo, sino dentro de una misma ideolog¨ªa. Miles de palabras pronunciadas en cientos de reuniones que se utilizan como maniobra de distracci¨®n. Mientras, el di¨¢logo va quedando como aquella cosa que en una foto luce estupenda para vender la moto.
El objetivo del di¨¢logo, y m¨¢s en estos tiempos de postureo feroz agravado por la irrealidad de las redes sociales y la memez colectiva que ocasionan, deber¨ªa ser encontrar la soluci¨®n a un problema. Quedar para decirte lo m¨ªo y t¨² a m¨ª lo tuyo e irnos con los mismos problemas sin intenci¨®n de resolverlos es una p¨¦rdida de tiempo y energ¨ªa poco sostenible para el planeta, que bastante fastidiado est¨¢. El di¨¢logo entendido como negociaci¨®n implica acuerdos y cesiones de ambas partes, y colaboraci¨®n una vez establecidos los l¨ªmites. Los l¨ªmites en la escena pol¨ªtica deben tener su justificaci¨®n porque no se trabaja para uno, sino para la ciudadan¨ªa, cosa susceptible de olvidar.
Cuando una persona no oye, cuando su barrera es la comunicaci¨®n, toma muy en serio dialogar con otra porque cada palabra o signo es un obst¨¢culo a superar. Y siempre la superaci¨®n personal o la resoluci¨®n de un problema colectivo se hace desde la escucha y el compromiso.
Esta tribuna es una colaboraci¨®n de un lector en el marco de la campa?a ?Y t¨² qu¨¦ piensas?. EL PA?S anima a sus lectores a participar en el debate. Algunas tribunas ser¨¢n seleccionadas por el Defensor del Lector para su publicaci¨®n.
Los textos no deben tener m¨¢s de 380 palabras (2.000 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, tel¨¦fono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PA?S se reserva el derecho de publicarlos y editarlos. ytuquepiensas@elpais.es
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