Modelos sociales
Las motivaciones de los creativos publicitarios parece que se basen en hacer crecer la cuenta de resultados no en avanzar en igualdad
Como psic¨®logo asisto interesado al proceso de redefinici¨®n de roles de g¨¦nero que se est¨¢ prefigurando a trav¨¦s de los media, y especialmente en la ficci¨®n, los videojuegos y la publicidad, bajo la premisa de que cambiando la representaci¨®n de la realidad que se nos presenta se cambiar¨¢ esa realidad.
Es verdad que la globalizaci¨®n de la imagen a trav¨¦s de la web abre nuevos horizontes en la creaci¨®n de roles sociales, pero para muchos de los estudiosos en la formaci¨®n de los estereotipos ser¨ªa como poner la carreta delante de los bueyes. Adem¨¢s, si bien proporcionar nuevos modelos sociales a nuestras j¨®venes es loable (Lady Macbeth siempre ha estado ah¨ª), las mujeres que se muestran, siempre muy atractivas, desempe?an en general roles demasiado masculinizados y se ha pasado de proponerles que usen electrodom¨¦sticos a ofrecerles ametralladoras y catanas: polic¨ªas tanto como villanas, militares profesionales con un pesado equipamiento, jugadoras de p¨®ker con brazos profusamente tatuados, superhero¨ªnas letales expertas en artes marciales, conductoras solitarias pilotando autom¨®viles potentes hacia un horizonte de aventuras... Me temo que las motivaciones de los creativos publicitarios se basen en hacer crecer la cuenta de resultados no en avanzar en igualdad.
En paralelo, no se sigue la misma tendencia con los modelos que se ofrecen a los varones y estoy esperando que esos mismos medios de comunicaci¨®n a trav¨¦s de la publicidad o la ficci¨®n narrativa y cinematogr¨¢fica inicien un desempoderamiento (si se me permite utilizar ese neologismo) de los varones en cuanto a su desempe?o de los roles m¨¢s violentos. De momento predominan papeles de padres responsables en el cuidado de sus beb¨¦s, pero estar¨ªa bien ver m¨¢s varones en los videojuegos con conductas prosociales recompensadas, chicos disciplinados en las aulas educativas, personajes masculinos que ante un conflicto utilicen estrategias de consenso y no violencia, etc.
Con todo, no bastar¨¢ con modelos susceptibles de ser imitados, ¨²tiles, s¨ª, para desterrar el prejuicio de que determinadas conductas no son propias de mujeres (y que no fueron necesarios en los ¨¢mbitos judiciales, educativos o sanitarios) sino, sobre todo, educar en igualdad, y me refiero m¨¢s a las familias que a los centros educativos p¨²blicos que conozco bien y donde la coeducaci¨®n es un principio de base. Y poner los medios para que ellas elijan en libertad.
Esta tribuna es una colaboraci¨®n de un lector en el marco de la campa?a ?Y t¨² qu¨¦ piensas?. EL PA?S anima a sus lectores a participar en el debate. Algunas tribunas ser¨¢n seleccionadas por el Defensor del Lector para su publicaci¨®n.
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