Morir es noticia

En este oficio de contar la vida, la muerte es un g¨¦nero de ¨¦xito. Hace nada, el deceso de un exconcursante televisivo despert¨® infinitamente m¨¢s inter¨¦s entre los lectores que la comparecencia en el juicio del proc¨¦s de Rajoy, S¨¢enz de Santamar¨ªa y Montoro juntos, para desesperaci¨®n de los colegas que se est¨¢n dejando el pellejo cubri¨¦ndolo e indignaci¨®n de alg¨²n jefe. No somos ¨¢ngeles. Sabedores del tir¨®n de los difuntos, producimos y guardamos obituarios de personajes vivos que por su edad o salud pueden palmarla en cualquier momento. Igual que llamamos nevera al dep¨®sito, y findus a los art¨ªculos no perecederos, hay quien llama fiambrera a ese nicho, y palmolives a los futuros finados, con ese humor negro con que nos acorazamos para soportar la certeza de que vamos a morir todos. As¨ª, llegado el ¨®bito, no hay m¨¢s que sacar al palmolive de la fiambrera y ser los primeros en ta?er campanas a muerto. Tan habituados estamos a tal pr¨¢ctica que hasta bromeamos sobre qui¨¦n har¨¢ nuestra necrol¨®gica y dejamos instrucciones claras al respecto. Bendita inconsciencia.

Estoy segura de que a los compa?eros Mar Moreno y Eduardo Rodrig¨¢lvarez les toc¨® escribir alg¨²n obituario en sus respectivos campos: moda y deportes. Lo que nunca sabr¨¢n es que las coplas a su propia muerte, escritas a contrarreloj por sus colegas, fueron de las piezas m¨¢s le¨ªdas de su peri¨®dico. Murieron el domingo. En la flor de los 44 a?os, Mar. En la de los 63, Eduardo. La muerte nos repele y nos fascina porque nos pone en nuestro sitio. Nos duele por quienes se van y nos consuela por quienes quedamos, salvo quienes les amaron, que llevar¨¢n un agujero vitalicio en el pecho. Descansen en paz Mar y Edu. Ya lo dijo Rubalcaba: en este pa¨ªs enterramos de f¨¢bula, otra cosa es c¨®mo nos tratamos en vida. Por cierto, algunos palmolives cuya necro lleva a?os en la fiambrera nos van a enterrar a todos. Benditos sean.