La pol¨ªtica del miedo
Dicen lo que no quieren, pero todav¨ªa es hora de que digan lo que quieren, si es que quieren algo que no sea seguir enredando y bloqueando
Pocos son los que no la utilizan. En todas direcciones. Movidos a veces m¨¢s por el pavor ante la derrota que por la ambici¨®n de la victoria. Y por la verg¨¹enza de las mentiras desveladas, las promesas incumplidas, la desnudez imp¨²dica de unas ideas insostenibles.
Theresa May se ha revelado maestra en la pol¨ªtica del miedo, en su caso para imponer un acuerdo del Brexit que a nadie gusta. Amenaza a los brexiters m¨¢s duros con quedarse en la Uni¨®n Europea para que acepten su f¨®rmula de Brexit suave, mientras que a los europe¨ªstas que piden un nuevo refer¨¦ndum para quedarse les amenaza con el Brexit m¨¢s duro y catastr¨®fico posible, el que se pueda producir cuando se alcance la fecha l¨ªmite sin el acuerdo aprobado por el Parlamento.
Esto explica el laberinto de votaciones en el que los parlamentarios brit¨¢nicos van declinando todos sus miedos. No quieren el Brexit suave de Theresa May, y se lo han hecho saber por dos veces, con m¨¢rgenes humillantes incluso (por 230 votos en la primera ocasi¨®n y por 43 en la segunda). No quieren la salida brusca del 29 de marzo, cuando venc¨ªa el plazo legal de dos a?os, que nadie les hab¨ªa impuesto a los brit¨¢nicos sino ellos mismos, y por eso piden un aplazamiento. Y tampoco quieren una salida sin acuerdo en ning¨²n caso, un deseo sin valor pr¨¢ctico expresado por un pat¨¦tico margen de cuatro votos. Esta ¨²ltima votaci¨®n, el pasado mi¨¦rcoles, fue una derrota para May, una m¨¢s, puesto que necesita la posibilidad de la salida salvaje para seguir blandiendo con tanta desenvoltura sus amenazas.
La pr¨®xima semana la infatigable primera ministra pondr¨¢ de nuevo su acuerdo a votaci¨®n parlamentaria por tercera vez, con la esperanza de que los duros del Brexit, esta vez suficientemente amedrentados, acaben de completar la mayor¨ªa que necesita. Si no lo hacen, tendr¨¢n que participar en las elecciones del 26 de mayo y regresar al detestado hemiciclo europeo; se abrir¨¢n las posibilidades de un segundo refer¨¦ndum; y puede llegar un primer ministro dispuesto a convocarlo si ella tiene que irse y convocar elecciones.
La pol¨ªtica del miedo divide y trocea hasta la exasperaci¨®n. Lo sabemos bien en Espa?a. Erosiona incluso el prestigio de las instituciones m¨¢s prestigiosas, como el hemiciclo de Westminster. Con tanto ruido, los parlamentarios brit¨¢nicos nos dicen bien a las claras lo que no quieren, pero todav¨ªa es la hora de que digan que es lo que quieren, si es que quieren algo que no sea seguir enredando y bloqueando. Y no son los ¨²nicos, por cierto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.