Bloques y bloqueos
En tiempo de polarizaci¨®n y pol¨ªtica del temor, los pac¨ªficos en busca de seguridad tienden a preferir la protecci¨®n de los que parecen m¨¢s fuertes
Al final, las elecciones generales del 28-A se plantear¨¢n como un plebiscito sobre S¨¢nchez s¨ª o no. Los lemas de campa?a ser¨¢n oficialmente otros, pues los triunviros se presentar¨¢n como un dique frente al secesionismo, con alguna variante del trumpista Espa?a primero, mientras que la izquierda ofrecer¨¢ progreso, igualdad e inclusi¨®n frente a la involuci¨®n reaccionaria y excluyente, con cualquier par¨¢frasis del famoso ¡°si t¨² no vas [a votar], ellos vuelven¡±. Pero en la pr¨¢ctica, la campa?a estar¨¢ enmarcada por un solo encuadre como principio unificador: el de optar entre ¡°di¨¢logo o bloqueo¡±.
El di¨¢logo con el soberanismo catal¨¢n es la ¨²nica estrategia de supervivencia al alcance de S¨¢nchez, ya que ellos detentan la llave de su investidura y para activarla pondr¨¢n elevado precio. Esta es la peor cara, por inmoral, de un di¨¢logo que antes de S¨¢nchez ya practicaron con distinta suerte Gonz¨¢lez, Aznar, Zapatero y Rajoy. Pero el di¨¢logo tambi¨¦n presenta una cara positiva, incluso patri¨®tica, la de que solo con di¨¢logo podr¨¢ encauzarse el peor de los conflictos pol¨ªticos que hoy tiene planteado Espa?a: el territorial. A medio y largo plazo, sin di¨¢logo con los soberanistas no hay v¨ªas de soluci¨®n.
Pese a lo cual, en Espa?a hay dos bloques pol¨ªticos, enfrentados entre s¨ª, que se proponen como objetivo estrat¨¦gico el bloqueo del di¨¢logo. El m¨¢s numeroso es el triunvirato de Casado, Rivera y Abascal, que hacen del bloqueo su palanca de lucha por el poder. Pero al otro lado del espejo se sit¨²a su inverso bloque sim¨¦trico, formado por los secesionistas que dicen amar el di¨¢logo pero en la pr¨¢ctica lo bloquean con exigencias imposibles. Y esta postura parece m¨¢s dif¨ªcil de entender. El caso de Puigdemont es m¨¢s l¨®gico, pues su ¨²nica esperanza de supervivencia es la par¨¢lisis de la Generalitat, con 155 o sin ¨¦l, lo que le permite detentar en exclusiva el puesto de president en el exilio. Y en el caso del secesionismo interior de Junqueras y compa?¨ªa, su propensi¨®n al bloqueo hay que entenderla por analog¨ªa con el bloqueo del Brexit. El proc¨¦s fracas¨® como ha fracasado el Brexit duro, pero antes que reconocerlo, lo que acarrear¨ªa su jubilaci¨®n anticipada, los brexiters y los procesistes prefieren bloquear cualquier posible entendimiento. Bloqueo, luego existo y medro.
Ahora bien, el dilema entre di¨¢logo o bloqueo parece f¨¢cil de resolver, electoralmente hablando, pues la mayor¨ªa de espa?oles y catalanes somos favorables al di¨¢logo. Como se?al¨® Robert Kagan, los americanos son de Marte y los europeos de Venus. Y dentro de Europa, los m¨¢s pac¨ªficos y dialogantes somos los espa?oles (y m¨¢s las espa?olas, seg¨²n id¨¦ntico estereotipo). As¨ª que la ciudadan¨ªa favorable al di¨¢logo deber¨ªa imponerse por mayor¨ªa absoluta a los partidarios del bloqueo beligerante. Pero puede que no sea as¨ª, pues en tiempo de polarizaci¨®n y pol¨ªtica del temor, los pac¨ªficos en busca de seguridad tienden a preferir la protecci¨®n de los que parecen m¨¢s fuertes, por ser capaces de forzar un bloqueo. Es el nuevo voto ¨²til, que es el voto del miedo al bloque del bloqueo.
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