La liturgia del cambio horario
La Comisi¨®n Europea construy¨® su propuesta para no modificar los relojes sobre una encuesta realizada en Internet que no era representativa
Por mucho que la Comisi¨®n Europea haya abogado por poner fin a lo largo de este curso al cambio de hora, la liturgia bianual seguir¨¢ activa. Al menos durante los dos pr¨®ximos a?os. El acuerdo del Parlamento Europeo para no mover las manecillas del reloj ha cosechado un amplio respaldo, aunque ello no invita a pensar que el debate est¨¦ cerrado. Ahora tocar¨¢ decidir qu¨¦ horario quiere cada pa¨ªs: si el de invierno o el de verano. Los n¨®rdicos, adalides de la sociedad del bienestar pero con un d¨¦ficit de sol dif¨ªcil de mitigar, claman por mantener la hora fija durante todo el a?o; los del sur, acostumbrados al calor abrasador durante el est¨ªo, tienen sus dudas. Portugal no quiere que se altere la rutina y ya ha dicho que su plan es seguir actualizando la hora en marzo y en octubre. Y Espa?a, despu¨¦s de m¨¢s cuatro d¨¦cadas adelantando y atrasando los cron¨®metros, a¨²n no ha tomado una decisi¨®n.
La base sobre la que la Comisi¨®n Europea construy¨® su propuesta fue una encuesta realizada en Internet que no era representativa ni se podr¨ªa tomar por concluyente si se le aplicara un m¨ªnimo rigor demosc¨®pico. Contestaron 4,6 millones de personas, el 80% de las cuales apostaba por suprimir los cambios horarios. Dos de cada tres respuestas eran de ciudadanos alemanes (lo que deja viciada la consulta), claramente favorables al reloj de verano. Sea por desconocimiento, por indiferencia o por pura galbana, los espa?oles figuran entre los comunitarios que menos participaron en el sondeo.
De momento, el Gobierno ha decidido mantener el ritual del cambio en primavera y oto?o y no tocar el huso horario para disgusto de quienes pregonan incansablemente que "para la racionalizaci¨®n" de los horarios, la Pen¨ªnsula tiene que abrazar la hora de Londres. No faltan quienes esgrimen la "disrupci¨®n del ciclo circadiano" y demonizan las cenas a las nueve y media de la noche por considerarlas nocivas para la salud. Pero los neurocient¨ªficos insisten en que la luz es solo uno de los est¨ªmulos que regula los ritmos circadianos, y alertan de que ver la televisi¨®n o mirar el tel¨¦fono m¨®vil despu¨¦s de cenar activa las c¨¦lulas de la retina que son sensibles a la luz y estimulan la vigilia. As¨ª las cosas, resultar¨ªa m¨¢s c¨®modo y f¨¢cil modificar el uso del m¨®vil que el huso horario.
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