Fin del Califato
Derrotar una ideolog¨ªa requiere una acci¨®n coordinada multilateral que busque anular su capacidad de atracci¨®n
Con la derrota que acaba de sufrir en Siria, el Estado Isl¨¢mico (ISIS) ha perdido una batalla, pero eso no significa que haya perdido la guerra. Este grupo terrorista representa todav¨ªa una amenaza mundial: su peligro reside en que no se trata solo de una banda organizada de asesinos, sino de una ideolog¨ªa que sigue teniendo un enorme poder de convicci¨®n en muchos lugares del mundo. Esto no quiere decir que el final del califato no sea una buena noticia. Durante cinco a?os, este grupo control¨® un territorio m¨¢s grande que Portugal, entre Siria e Irak, en el que sobreviven como pueden 12 millones de personas, sometidas a un r¨¦gimen de terror ¡ªespecialmente las mujeres, que perdieron todos sus derechos¡ª, donde se mezclaban los castigos de los tiempos del Cor¨¢n con una h¨¢bil utilizaci¨®n de las redes sociales para convertir la violencia en eficaz propaganda. Aquel territorio le dio tambi¨¦n una riqueza enorme al ISIS por los impuestos que recaudaba, por el tr¨¢fico de antig¨¹edades o porque lleg¨® a controlar el 50% del petr¨®leo sirio.
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Tambi¨¦n le proporcion¨® un lugar en el que poder congregar a miles de yihadistas, mantener rehenes cautivos y desde el que planificar atentados brutales, como los ataques contra Par¨ªs en noviembre de 2015. Todo eso son ahora cenizas, con miles de combatientes detenidos, procedentes de 54 pa¨ªses. Esto no quiere decir que el ISIS no se mantenga como una organizaci¨®n letal.
Este grupo terrorista fue una consecuencia de la invasi¨®n de Irak y ya demostr¨® entonces su capacidad para crecer y cometer asesinatos masivos en la clandestinidad. Y en otros lugares del planeta, especialmente Filipinas y Afganist¨¢n, su presencia es muy activa. Tambi¨¦n inquieta a los servicios de informaci¨®n que mantenga su capacidad de reclutamiento en Occidente. Pero el principal problema reside en que la victoria contra el ISIS no puede ser solo militar: derrotar una ideolog¨ªa requiere una acci¨®n coordinada multilateral, que busque anular su capacidad de atracci¨®n. Y, sobre todo, es esencial no bajar la guardia, incluso ante las ruinas del califato.
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