Abocados a morir matando
Washington no soltar¨¢ la presa, pero no la capturar¨¢ pac¨ªficamente si no le ofrece una v¨ªa de escape pol¨ªtica
La funci¨®n de la liebre es imprimir un fuerte ritmo en las carreras de atletismo para facilitar que los favoritos rebajen tiempos y r¨¦cords. Aunque suelen abandonar a mitad de recorrido, la contratada por los organizadores del marat¨®n de Los ?ngeles de 1994, Paul Pilkington, sigui¨® adelante, gan¨® la prueba, 27.000 d¨®lares, un Mercedes y la rabia del segundo clasificado, un italiano que no se enter¨® porque no sab¨ªa ingl¨¦s y lleg¨® a la meta levantado los brazos, crey¨¦ndose primero.
Guaid¨® arranc¨® la galopada hacia la demolici¨®n del chavismo como liebre de EE?UU y la oposici¨®n, con la misi¨®n de alcanzar los objetivos no conseguidos en las sublevaciones callejeras posteriores al fallido golpe de abril de 2002. No desfallece, pero no est¨¢ cumpliendo las expectativas. Acusa la distancia hasta el b¨²nker de Miraflores. Pasa el tiempo y se desinfla poco a poco. Parad¨®jicamente, el bajonazo puede ser peligroso para todos los venezolanos porque sus patrocinadores han reiterado que todas las opciones est¨¢n sobre la mesa, incluida una andanada de misiles.
La inhabilitaci¨®n de Guaid¨® es irrelevante porque el delf¨ªn de Leopoldo L¨®pez sigue en carrera: al sprint en el primer tramo pero ralentizando la progresi¨®n en el segundo porque es de resistencia y obst¨¢culos. Durante su desarrollo, la bicefalia al mando, Maduro sobre las estructuras del Estado, y Guaid¨® sobre las aspiraciones democr¨¢ticas de la mayor¨ªa, apuntalan la par¨¢lisis, que solo se destrabar¨¢ con cesiones fundamentales del chavismo y un repliegue de la belicosidad. Los errores bolivarianos han sido may¨²sculos, pero el fundamental fue creer posible la consolidaci¨®n de una revoluci¨®n marxista leninista ignorando las libertades y al 50% de la poblaci¨®n sobre un yacimiento de petr¨®leo avecindado con la voracidad capitalista. El empe?o en lo imposible da?a la credibilidad de la izquierda comprometida con la democracia.
EE?UU no pudo con la revoluci¨®n de Fidel Castro, pero probablemente pueda con el r¨¦gimen venezolano, que trata de enardecer a sus bases y examinar la situaci¨®n de carrera hostigando a Guaid¨® sin detenerle, con la vista puesta en la reacci¨®n de la Casa Blanca. Washington no soltar¨¢ la presa, pero no la capturar¨¢ pac¨ªficamente si no le ofrece una v¨ªa de escape pol¨ªtica. Solo el activismo de las organizaciones, pa¨ªses y personas con interlocuci¨®n en Washington y Caracas podr¨¢n destrabar la crisis. Urge arrimar el hombro de la negociaci¨®n para evitar que el grupo de civiles y militares chavistas sentenciados por Washington se vea abocado a morir matando. El encogimiento europeo y la modorra de M¨¦xico y Uruguay no frenar¨¢n a EE?UU. Sus legiones est¨¢n dispuestas a blindar los yacimientos del Orinoco y a ganar el pulso geopol¨ªtico con Rusia y China, asumiendo los costes de una soluci¨®n militar si el castigo social, econ¨®mico y diplom¨¢tico a Venezuela no derriba a Maduro.
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