A Mick Jagger le funciona todo menos el coraz¨®n
El cantante, de 75 a?os, se cuida m¨¢s que nunca. Hace deporte, medita y no bebe pero ello no ha evitado que tenga que ser operado de una afecci¨®n cardiaca

Tiene ocho hijos, el ¨²ltimo lleg¨® hace apenas 27 meses. Su pareja, Melanie Hamrick, acaba de soplar 31 velas, o sea, es 44 a?os menor que ¨¦l. Entrena tres horas al d¨ªa, cinco o seis jornadas a la semana, a las ¨®rdenes de un fisioterapeuta noruego llamado Torje Eike, que ha trabajado con atletas ol¨ªmpicos. Recorre entre 9 y 10 kil¨®metros durante las m¨¢s de dos horas que acostumbran a durar los conciertos de su banda, The Rolling Stones. Hasta hace tres d¨ªas, Mick Jagger parec¨ªa invencible. No es el ¨²nico de su generaci¨®n que sigue en activo, pero s¨ª que es tal vez el ¨²nico ¡ªcon permiso de Iggy Pop, cuatro a?os menor¡ªque puede subirse a un escenario con una energ¨ªa casi igual a la que transmit¨ªa hace tres o cuatro d¨¦cadas y enfundado en una ropa de una talla similar a la que usaba en 1969. Pero una afecci¨®n cardiaca del cantante que requiere intervenci¨®n quir¨²rgica ha provocado que los autores de Brown sugar deban cancelar la gira norteamericana en la que ten¨ªan previsto embarcarse entre el 20 de abril y el 29 de junio.
Apenas 48 horas despu¨¦s de la noticia se pod¨ªa ver a Jagger en relaj¨¢ndose en una playa de Miami junto a su hijo menor y una de sus hijas, Georgia May, de 27 a?os. En la misma playa se avist¨® tambi¨¦n a Ronnie Wood, guitarrista del combo, acompa?ado de su esposa y de sus gemelas de dos a?os. Jagger, como sus compa?eros, se ha afanado en los ¨²ltimos tiempos en hacer hincapi¨¦ en que la era salvaje de los Rolling Stones ha quedado ya enterrada en el pasado, ya sea promoviendo sus h¨¢bitos sanos o engendrando beb¨¦s en cadena. Cuando naci¨® su hijo Devenaux hace menos de dos a?os, The Sun publicaba declaraciones de una fuente cercana al vocalista que confirmaba que este hab¨ªa incluso aumentado su forma de cuidarse con el fin de ver crecer a su reci¨¦n nacido. "Est¨¢ totalmente comprometido con la crianza del ni?o", publicaba el tabloide brit¨¢nico.
En primavera de 2018, la banda se preparaba para arrancar su gira europea en Dubl¨ªn. La principal noticia con respecto a aquel primer concierto la dio el director de producci¨®n del tour, Dale Skjerseth: no iba a haber alcohol, ni antes, ni durante, ni siquiera despu¨¦s del concierto para ninguno de los integrantes del grupo. Ni una gota. ¡°Tocar en directo es su arte y quieren hacerlo bien. Son muy profesionales¡±, comentaba Skjerseth, quien ha trabajado con bandas como Guns n' Roses o AC/DC.
Una semana despu¨¦s del concierto en la capital irlandesa, se hac¨ªa p¨²blica la rutina de entrenamientos del septuagenario Jagger, una serie de ejercicios que parec¨ªan destinados a hacerle ganar varias medallas en unos Juegos Ol¨ªmpicos. A las ¨®rdenes del ya mencionado Torje Eike, el vocalista ingl¨¦s pon¨ªa en forma cuerpo y alma. Una dieta a base de zumos, pasta, pescado y pollo, complementada con una serie de suplementos, pero no los que tomaba en los sesenta y setenta, sino vitaminas A, C, D y E, adem¨¢s de un preparado con aceite de bacalao y otro con ginseng se un¨ªan a la pr¨¢ctica de running, yoga, ciclismo, kickboxing, ballet y espec¨ªficos entrenamientos dedicados a reforzar la resistencia cardiovascular. ¡°Entreno seis d¨ªas a la semana, pero no me vuelvo loco¡±, comentaba Jagger, confirmando que, desde su irrupci¨®n en la escena del rock, su concepto de lo que es volverse loco no tiene demasiado que ver con el que tenemos el resto de los mortales.

Nada en su vida tiene mucho que ver con el resto de los mortales, como ejemplifica un peque?o esc¨¢ndalo que sucedi¨® durante aquellos meses en Londres. El grupo deb¨ªa asistir a un evento y su equipo pidi¨® a los propietarios del local que retiraran dos bolardos colocados en la acera frente al mismo con el fin de impedir que aparcara ning¨²n coche all¨ª. Exacto, Mick Jagger, el tipo que corre nueve kil¨®metros por concierto y se entrena como si fuera a participar en dos triatlones en un mismo d¨ªa, no era capaz de andar 100 metros hasta la puerta de un restaurante. Ni el Daily Mail pudo resistirse a hacer la broma en el titular de la noticia.
¡°No tuvimos opci¨®n¡±, recordaba en una entrevista concedida a un medio irland¨¦s d¨ªas antes de aquel sobrio concierto en Dubl¨ªn que arrancaba la gira No filter, la misma que ahora han tenido que posponer en su rama norteamericana. ¡°Fuimos los chicos malos por accidente, jam¨¢s pens¨¦ que aquel rollo algo mugriento que llev¨¢bamos en nuestros inicios nos iba a convertir en arquetipos de antih¨¦roe. Al principio, nos dejamos llevar, luego ya pusimos un poco m¨¢s de nuestra parte¡±.
Medio siglo m¨¢s tarde, aquellos chicos malos ya no son chicos, ni demasiado malos. Se sientan a hacer castillos de arena en la playa junto a sus v¨¢stagos y esperan hora en el quir¨®fano. Pronto volveremos a verlos sobre un escenario y, si los augurios se cumplen, escucharemos tambi¨¦n su primer disco con material nuevo desde 2005.
Dos vidas diferentes
Los motivos por los que Keith Richards y Mick Jagger han cancelado en las ¨²ltimas d¨¦cadas conciertos de la banda pueden dar una cierta idea de lo diferentes que son las vidas y las personalidades de este par. Las dos anteriores ocasiones en que Jagger cancel¨® fueron por una laringitis (Las Vegas, 2016) y por el tr¨¢gico suicidio de su novia, L'Wren Scott.
Mientras, las dos ¨²ltimas veces que Richards no pudo subirse al escenario con su banda incluyen una ca¨ªda desde una escalera en su casa en 1998 y la mejor excusa que nadie ha puesto jam¨¢s para cancelar una gira: caerse de un cocotero. Eso sucedi¨® en 2006 y ya forma parte de los libros de historia del rock.
El domingo pasado, mientras Wood y Jagger se encontraban en la playa jugando con su descendencia, Richards les observaba cerveza en mano desde el balc¨®n de su habitaci¨®n de hotel.
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