Ayuda para morir
La mayor¨ªa social a favor de regular la eutanasia debe convertirse en ley
Despu¨¦s de 14 intentos fallidos de regular la eutanasia en Espa?a, la proposici¨®n de ley presentada por el PSOE el pasado mes de junio contaba por fin con una mayor¨ªa suficiente para reformar el art¨ªculo del C¨®digo Penal que castiga la ayuda al suicidio y despenalizar el derecho, en determinadas circunstancias, a elegir el momento de la muerte y recibir asistencia m¨¦dica para ello. Pero la legislatura se ha interrumpido sin que la ley pudiera llegar a ser discutida en ponencia por la obstrucci¨®n del PP y de Ciudadanos, gracias a su mayor¨ªa en la Mesa del Congreso. El 12 de enero se cumplieron 20 a?os desde que la muerte de Ram¨®n Sampedro abri¨® en Espa?a el debate de la eutanasia. El tetrapl¨¦jico gallego fue la primera persona en acudir a un juzgado para pedir que le ayudaran a morir. No lo consigui¨® y tuvo que morir de forma clandestina con la ayuda de amigos que se arriesgaron a acabar en la c¨¢rcel.
Ram¨®n Sampedro quiso que se grabara su muerte como testimonio de una necesidad social que los mejores cuidados paliativos no pueden resolver. Otra persona gravemente enferma ha tenido que valerse de este procedimiento para insistir en la misma demanda. Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco, de 62 a?os, enferma de esclerosis m¨²ltiple desde que ten¨ªa 32, muri¨® la semana pasada tras recibir un c¨®ctel letal de manos de su marido, ?ngel Hern¨¢ndez, que la ayud¨® a tomarlo despu¨¦s de haberla cuidado durante a?os. Fue su ¨²ltimo acto de amor. Es de una crueldad extrema que dos personas en esa situaci¨®n tengan que recurrir a la exposici¨®n p¨²blica de un acto tan ¨ªntimo como es la muerte para apoyar una causa que consideran justa. Y todav¨ªa resultar¨ªa m¨¢s penoso que ?ngel Hern¨¢ndez tuviera que ir a la c¨¢rcel por ello.
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En la misma tesitura se han encontrado durante todos estos a?os otros enfermos que, ante la perspectiva de tener que soportar una agon¨ªa insufrible, han decidido poner fin a sus vidas. Muchos de ellos, aquejados de enfermedades neurodegenerativas como la de Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco, se han suicidado antes de lo que hubieran deseado por temor a no poder hacerlo m¨¢s adelante por s¨ª mismos y encontrarse as¨ª atrapados en una vida que no desean o verse obligados a repercutir sobre otros las consecuencias de su decisi¨®n. La medicina dispone de recursos paliativos, pero siempre habr¨¢ una minor¨ªa de enfermos en la que los remedios disponibles no sean efectivos. Conforme se alarga la esperanza de vida y la medicina permite prolongar la vida, es presumible que esa situaci¨®n sea cada vez m¨¢s frecuente.
La sociedad espa?ola est¨¢ madura para adecuar su legislaci¨®n a esta nueva realidad social. Resulta sorprendente la resistencia pol¨ªtica que encuentra una reforma legislativa que desde hace tiempo cuenta con un amplio apoyo ciudadano y que figura en los programas electorales de una mayor¨ªa parlamentaria. M¨¢s del 70% de los espa?oles han manifestado en sucesivas y diferentes encuestas que est¨¢n a favor de regular la eutanasia en caso de enfermedad incurable que provoque grandes sufrimientos. Tal reforma no supone adem¨¢s ning¨²n salto en el vac¨ªo. La eutanasia y el suicidio asistido se aplican sin problemas desde hace a?os en pa¨ªses como B¨¦lgica, Holanda o Suiza. El temor a que su despenalizaci¨®n pudiera conducir a una situaci¨®n de abuso es leg¨ªtimo, pero la experiencia de otros pa¨ªses demuestra que existen mecanismos de control capaces de evitarlo.
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