Pensiones sin histeria
El sistema no est¨¢ en quiebra; hay que confiar en la negociaci¨®n social y pol¨ªtica para garantizar las prestaciones
El debate electoral sobre las pensiones ha empezado con mal pie. Las ambiguas declaraciones del asesor econ¨®mico principal de Pablo Casado, Daniel Lacalle, sobre los recortes en las prestaciones en aquellos pa¨ªses que hab¨ªan aprobado subidas o revalorizaciones han suscitado un intercambio visceral de acusaciones entre los partidos que no contribuye a calmar las inquietudes de los pensionistas, presentes y futuros, sino a estimular su ansiedad. Tampoco ha aclarado la posici¨®n del PP, partido que gobern¨® hasta antes de ayery que tiene posibilidades de volver a hacerlo, m¨¢s all¨¢ de una atropellada acusaci¨®n gen¨¦rica de haber tergiversado las declaraciones de Lacalle y una velada reafirmaci¨®n en que el camino correcto para defender las pensiones p¨²blicas es la legislaci¨®n en vigor, aprobada por el primer Gobierno de Mariano Rajoy.
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El sistema de pensiones tiene hoy un grave problema central: su sostenibilidad est¨¢ en cuesti¨®n si no se toman inmediatamente decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas para corregir los efectos del envejecimiento de la poblaci¨®n, el coste mayor de las pensiones nuevas y la evidencia de que la prestaci¨®n debe pagarse al pensionista durante m¨¢s tiempo. Las pensiones dignas son un derecho de ciudadan¨ªa. El diagn¨®stico y el cat¨¢logo de correcciones que es necesario practicar est¨¢n sobre las mesas sociales y pol¨ªticas. No son nuevas y los inventos en este caso, adem¨¢s de ser improbables, son peligrosos. Los electores tienen que conocer las propuestas de cada partido sobre este problema, sin ambig¨¹edad alguna; lo que menos le conviene al sistema de pensiones p¨²blicas son ocurrencias frikis disfrazadas de ideolog¨ªa, las afirmaciones extremistas o amenazas de recortes futuros invocadas en defensa de las posiciones propias. De la reforma de las pensiones del PP puede decirse que no ha sido capaz hasta el momento de reducir el d¨¦ficit de la Seguridad Social, evaluado en 18.000 millones, ni de cumplir con los plazos de demora en la fecha de jubilaci¨®n, que eran sus dos principales objetivos, ni de sostener el poder adquisitivo de los pensionistas. Hay que recordar que, en una pirueta final, el Gobierno anterior aprob¨® una subida del 1,6% despu¨¦s de un acuerdo impuesto por el PNV.
La mejor recomendaci¨®n sobre las pensiones es discutir con serenidad, exponer las propuestas sin llamar al apocalipsis si se aplican otras diferentes y confiar en que el Pacto de Toledo ¡ªel mejor mecanismo de negociaci¨®n del que se han dotado las formaciones parlamentarias¡ª ser¨¢ capaz de pactar una soluci¨®n estable y a largo plazo. Las pensiones no est¨¢n en quiebra, ni lo estar¨ªan aunque se garantice una revalorizaci¨®n seg¨²n el IPC, siempre y cuando se adopten hoy los mecanismos necesarios para su financiaci¨®n. Ello requiere un acuerdo y la estabilidad del marco pol¨ªtico para aplicarlo. No como hasta ahora.
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