La serpiente emplumada
El populismo de L¨®pez Obrador no admite una conceptualizaci¨®n simplista, ni se agota en la demagogia y el enga?o
El populismo de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (AMLO) no admite una conceptualizaci¨®n simplista, ni se agota en la demagogia y el enga?o, sino que discurre por los meandros del oportunismo, el nacionalismo y el compromiso con el pueblo irredento, de cuyos anhelos se proclama heraldo. Su apostolado indigenista comenz¨® durante las pr¨¢cticas pri¨ªstas en Tabasco, hace 40 a?os, escuchando al poeta Carlos Pellicer sobre la miserable vida de los indios chontales. Desde entonces vive con la predicaci¨®n a cuestas.
La carta del presidente mexicano al rey de Espa?a y al Papa reclam¨¢ndoles que pidan perd¨®n por los atropellos de la Conquista no hubiera debido escandalizar teniendo en cuenta la trayectoria e intenci¨®n del remitente y la identidad de los verdaderos destinatarios: los 11 millones de ind¨ªgenas que votaron su candidatura, le invistieron con el bast¨®n de la serpiente emplumada y ahora son acreedores pol¨ªticos. La deuda suele contraerse durante las campa?as electorales y los vencimientos se reestructuran cada legislatura por impago. Los abor¨ªgenes latinoamericanos contin¨²an siendo sujetos de abandono, racismo y manipulaci¨®n en un subcontinente con 522 etnias y 42 millones de miembros, el 80% en M¨¦xico, Guatemala, Per¨², y Bolivia, afianzados en usos y costumbres incompatibles a veces con el Estado de derecho.
Lo sabe bien AMLO que se inici¨® en pol¨ªtica dirigiendo centros de ayuda a grupos marginados. Hace cuatro meses fue ungido por la C¨¢mara de Diputados y los chamanes de las comunidades prehisp¨¢nicas. Ning¨²n presidente ha recibido tanto apoyo de los pueblos originarios con quienes amortiza deuda publicando la ventajista interpelaci¨®n a la monarqu¨ªa y el papado.
Consumido el plazo de la tolerancia y los brindis, el nuevo gobernante de M¨¦xico disfruta de una popularidad sin precedentes. La consigue sin acometidas estructurales contra la corrupci¨®n, la delincuencia y el corporativismo mafioso. Era obvio que la eliminaci¨®n de pensiones suntuarias, la reducci¨®n de los sueldos del alto funcionariado, el aumento del salario m¨ªnimo, la venta del avi¨®n presidencial, el anuncio de una polic¨ªa salvadora o el homenaje a Emiliano Zapata ser¨ªan aperitivos aclamados. El bombardeo de probidad y simbolismos es imprescindible, pero la moralizaci¨®n de la vida p¨²blica y la austeridad franciscana no bastan para crear empleo y rescatar de la postraci¨®n a las poblaciones ind¨ªgenas; tampoco, la oficialista purificaci¨®n de los contrapesos institucionales y reguladores, ni el avance del viejo clientelismo en los presupuestos y emprendimientos de la administraci¨®n federal.
Improbable en este sexenio por su envergadura y la proclividad de L¨®pez Obrador a los rodeos, la soluci¨®n de los problemas medulares de M¨¦xico exige encarrilar las reformas fiscal, educativa y energ¨¦tica, contener el d¨¦ficit y sustanciar transformaciones que incomodan ideol¨®gicamente al presidente y dividen a su coalici¨®n, cuya mayor¨ªa en las C¨¢maras puede hacer mucho bien, pero tambi¨¦n mucho da?o si equivoca las prioridades.
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