Arma arrojadiza
El componente ideol¨®gico de algunas propuestas sit¨²an de nuevo a la educaci¨®n como un instrumento de lucha pol¨ªtica y partidista
La educaci¨®n ha irrumpido en la campa?a electoral, pero no lo ha hecho de forma que se pueda suscitar un debate sereno y sosegado sobre las reformas que son necesarias para mejorar la calidad de la ense?anza y acabar con la elevada tasa de fracaso y abandono escolar, sino como arma arrojadiza entre fuerzas pol¨ªticas. El fuerte componente ideol¨®gico que se observa en algunas de las propuestas que se han conocido hasta ahora no permite albergar esperanzas sobre la posibilidad de que la educaci¨®n deje de ser un instrumento de lucha pol¨ªtica y partidista.
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El PP y Ciudadanos han insistido estos d¨ªas en propuestas divisivas y con un fuerte sesgo pol¨ªtico que no favorecen el clima de consenso necesario para abordar esta cuesti¨®n. Entre ellas destaca la libertad de elecci¨®n de las familias que propone Pablo Casado, una medida de gran calado que altera por completo el modelo educativo y puede ir en detrimento de la fortaleza de la escuela p¨²blica. Ambos partidos abogan tambi¨¦n por la utilizaci¨®n de la alta inspecci¨®n para perseguir un supuesto adoctrinamiento dif¨ªcil de determinar y que puede derivar en un intento de control ideol¨®gico de car¨¢cter partidista; y un tratamiento del castellano como lengua vehicular que no busca la convivencia sino la confrontaci¨®n con otras lenguas cooficiales.
Estas y otras pol¨¦micas medidas desgranadas en campa?a indican que la educaci¨®n volver¨¢ a ser uno de los elementos centrales de la batalla pol¨ªtica, lo que nos aleja del escenario que ser¨ªa deseable para abordar de forma efectiva y constructiva los grandes desaf¨ªos del sistema educativo en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Tras el fiasco de la LOMCE, precisamente por falta de consenso en su elaboraci¨®n y desarrollo, deber¨ªamos haber quedado vacunados contra este tipo de din¨¢micas, pero parece que no aprendemos de los errores del pasado. A causa de esos errores hemos perdido oportunidades de mejora y se ha sometido a las familias y a la comunidad educativa a una tensi¨®n innecesaria. El sistema educativo acusa ahora la decepci¨®n y el cansancio de los docentes por los constantes vaivenes legislativos y, a la vista de las propuestas que se formulan, tiene motivos para temer que seguir¨¢n bajo la ley del p¨¦ndulo ideol¨®gico.
Los ciudadanos esperan que los partidos se pronuncien sobre cuestiones como el porcentaje del PIB que debe destinarse a la educaci¨®n; c¨®mo se va a extender la escolarizaci¨®n de cero a tres a?os para garantizar la igualdad de oportunidades; si se va a implantar una carrera docente con mecanismos de evaluaci¨®n y formaci¨®n continuada, y qu¨¦ medidas concretas proponen para reforzarse las plantillas y mejorar la calidad de la ense?anza. Y que concreten si est¨¢n dispuestos a trabajar por un pacto de Estado que libere a la educaci¨®n de las luchas partidistas.
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