Higiene

¡ª Se?ores, un poco de higiene.

El profesor, que se llamaba Vicente Herrero, sol¨ªa llamar al orden a la tropa de adolescentes que llenaba el aula con esa frase, que tanto val¨ªa para acallar un tumulto extempor¨¢neo como para volver a su cauce las aguas desbordadas del uso indebido, por abusivo, de algunas palabras.

Tal es el caso de la palabra fascista en la campa?a electoral que vivimos. Don Vicente saltar¨ªa de su silla y, sin mirar a nadie, o sea, mir¨¢ndoles a todos, reclamar¨ªa higiene a los partidos.

La palabra fetiche es, ahora, fascista. Solo hay un motivo favorable a su uso, que es que a los de Vox no les molesta que se les aplique, por mucho que su utilizaci¨®n va siempre acompa?ada del tono que se imagina uno que llevan aparejado los insultos.

Quitamos a los de Abascal por tanto para ver qu¨¦ dir¨ªa don Vicente, y el resultado es tremendo: saca a cualquiera de sus casillas. Eso ya es perjudicial para el tono mesurado que ser¨ªa bueno que tuvieran las campa?as. Pero hay efectos a¨²n peores, y no es el menos importante el de que los aludidos pierdan el tiempo que ten¨ªan que consumir haciendo propuestas en demostrar que ellos no tienen nada que ver con eso.

El t¨¦rmino es muy negativo y se suele aplicar a alguien para decir que es muy de derechas, antidem¨®crata, violento, xen¨®fobo y extremadamente nacionalista, entre otras lindezas. Caben m¨¢s cosas, claro, como ser antifeminista, por ejemplo.

Pero podemos ver, cada vez m¨¢s, que quienes lo usan con frecuencia inusitada son extremadamente nacionalistas, xen¨®fobos, violentos y antidem¨®cratas que se permiten el lujo de llamar a otros por ese vocablo. De modo que uno se pierde. Por ejemplo, Maite Pagaza. Los nacionalistas violentos, xen¨®fobos y antidem¨®cratas que a¨²n aplauden el asesinato de Joseba Pagaza, la llaman fascista. En Catalu?a vemos cada d¨ªa c¨®mo j¨®venes universitarios nacionalistas violentos intentan evitar que hablen espa?oles.

Uno se pierde. Y no ser¨ªa muy complicado hacer que las cosas vuelvan a su cauce. Bastar¨ªa con que los abertzales vascos y los nacionalistas catalanes violentos llamaran espa?oles a sus odiados convecinos. Ser¨ªa clarificador y, por tanto, higi¨¦nico.

En eso, mirar a Vox ser¨ªa muy ¨²til para todos. ?Por qu¨¦ no reconocer de una vez que en el Pa¨ªs Vasco y en Catalu?a se dan comportamientos fascistoides cada d¨ªa?

Vox puede ser ejemplar para esos nacionalistas violentos. Alguna virtud ten¨ªan que tener.

Se?ores, un poco de higiene.