Surrealismo en el Parlamento Europeo
Ahora m¨¢s que nunca, hay que trazar una pol¨ªtica de crecimiento y de empleo, que implica necesariamente la flexibilizaci¨®n de la pol¨ªtica presupuestaria europea
Hasta el ¨²ltimo momento, el ag¨®nico y kafkiano Brexit nos reserva paradojas, perturbando las coordenadas de la pol¨ªtica europea. Habr¨¢ eurodiputados brit¨¢nicos en Estrasburgo, cuya presencia beneficiar¨¢ esencialmente al frente de las alianzas de la ultraderecha europea y, solo relativamente, al partido socialdem¨®crata europeo. Los sondeos vaticinan una mayor¨ªa sobre la coalici¨®n del Partido Popular Europeo con los socialdem¨®cratas, sin contar con que una posible alianza de los grupos nacionalpopulistas y euroesc¨¦pticos de Europa pueda alcanzar un n¨²mero de 181 esca?os. Situaci¨®n in¨¦dita, que demuestra claramente la peligrosa inflexi¨®n del proceso europeo, que ha fagocitado a los partidos tradicionales desde los ¨²ltimos comicios de 2014. El auge de la extrema derecha es visible; el Brexit, la victoria del nacionalpopulismo en Italia y en Austria, as¨ª como en la casi totalidad de los pa¨ªses del Este, su anclaje por doquier, ponen de relieve, sin ambages, que una nueva geopol¨ªtica se est¨¢ dise?ando en Europa. El tradicional acuerdo en el Parlamento Europeo entre las dos fuerzas hegem¨®nicas, que han fundido as¨ª sus l¨ªneas en aras del consenso, encontrar¨¢ un posible escenario de combate, canalizado por las fuerzas euroesc¨¦pticas y de extrema derecha.
En este contexto, es perturbador e incomprensible que Reino Unido pueda presentar candidaturas al Parlamento Europeo, que pueda participar, asimismo, en la elecci¨®n de los responsables de los futuros puestos clave (presidencias y vicepresidencias de las comisiones), es decir, que pueda influir sobre el equilibrio de las fuerzas pol¨ªticas, sabiendo de antemano que abandonar¨¢ esa instituci¨®n comunitaria a partir de la firma del acuerdo de salida (el 31 de octubre de este a?o). ?Tal vez se espera la cancelaci¨®n del Brexit?
Cualquiera que sea la situaci¨®n, est¨¢ claro que un nuevo ciclo, dominado por el enfrentamiento con la extrema derecha antieuropea o euroesc¨¦ptica, se ha abierto. Y ah¨ª, las fuerzas a¨²n hegem¨®nicas deben tomar conjuntamente un papel protagonista en aras de objetivos que trascienden la gobernabilidad del Parlamento: la salvaci¨®n de una Europa integrada y el rechazo, bajo ning¨²n concepto, de alianza pol¨ªtica o ideol¨®gica con la extrema derecha. Ese reto requiere indefectiblemente construir un acuerdo sobre las condiciones de una nueva pol¨ªtica europea, social y econ¨®micamente din¨¢mica, es decir, no consiste en la inercia de reproducir y defender la mera pol¨ªtica de estabilidad; ahora m¨¢s que nunca, hay que trazar una pol¨ªtica de crecimiento y de empleo, que implica necesariamente la flexibilizaci¨®n de la pol¨ªtica presupuestaria europea, la agilizaci¨®n de los criterios vigentes (presupuesto, deuda, etc¨¦tera).
Hasta la fecha, Alemania, siguiendo la doctrina del Bundesbank, se opon¨ªa a abrir este debate; sin embargo, hoy, a causa de la recesi¨®n potencial que est¨¢ experimentando, surgen voces, en Berl¨ªn, reivindicando tambi¨¦n dicha flexibilizaci¨®n. Es la ¨²nica manera de oponerse al auge real del nacionalpopulismo, que prospera por falta de una verdadera pol¨ªtica social. Hay que entender, de una vez, que la lucha contra esta plaga no es solo cultural sino, m¨¢s radicalmente, social y pol¨ªtica.
No hay otra v¨ªa para recuperar la ilusi¨®n europea.
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