Las tres batallas del 28-A
Los espa?oles acudiremos a las urnas con m¨¢s inc¨®gnitas que certezas. Y lo que acabe ocurriendo el domingo depender¨¢ del desenlace de tres pugnas en la pol¨ªtica espa?ola
Nos encontramos ante unas elecciones generales con altas dosis de imprevisibilidad. Puede que las encuestas coincidan en algunos pron¨®sticos, como la victoria del PSOE, el descalabro del PP o la irrupci¨®n de Vox, pero gran parte de lo que nos depara el 28-A sigue a¨²n en el aire. Creemos saber qui¨¦n ganar¨¢ pero no qui¨¦n gobernar¨¢ y, sobre todo, en qu¨¦ condiciones. Los espa?oles acudiremos el pr¨®ximo domingo a las urnas con m¨¢s inc¨®gnitas que certezas. Y lo que acabe ocurriendo el pr¨®ximo domingo depender¨¢, a mi entender, del desenlace de las tres grandes batallas que est¨¢n teniendo lugar en la pol¨ªtica espa?ola.
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La primera y quiz¨¢s m¨¢s importante batalla de estas elecciones se libra en la derecha, un espacio que tradicionalmente era previsible y apenas ofrec¨ªa sobresaltos pues sol¨ªa estar monopolizado por el PP. Sin embargo, desde inicios de 2018, el espacio de la derecha empez¨® a agrietarse. Por primera vez en d¨¦cadas, un volumen considerable de los votantes conservadores empezaron a desertar de las filas del PP y a mostrar intenci¨®n de votar a otras formaciones pol¨ªticas, primero a Ciudadanos y m¨¢s tarde tambi¨¦n a Vox.
Debido a la fragmentaci¨®n de la derecha, el PP termin¨® el 2018 con una crisis electoral sin precedentes. A pesar del enorme desgaste sufrido en los ¨²ltimos meses, el PP pod¨ªa afrontar la recta final de la campa?a electoral con un suelo m¨¢s s¨®lido que el de sus competidores.
Las encuestas mostraban que el electorado que a¨²n conservaba el PP era m¨¢s fiel y algo menos propenso a votar a otras formaciones pol¨ªticas. En cambio, los votantes de Vox y muy especialmente los de Ciudadanos mostraban signos de estar m¨¢s dubitativos y de no descartar regresar a las filas del PP en funci¨®n de c¨®mo se desarrollara la campa?a electoral. El PP part¨ªa, pues, con un mayor potencial de crecimiento, una ventaja que, seg¨²n las encuestas, no ha sabido aprovechar por el momento.
En esta ocasi¨®n el espacio del centro ha quedado aparentemente relegado a un segundo plano
El pr¨®ximo domingo, los partidos de la derecha se juegan mucho m¨¢s que el tama?o de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. La imagen que nos deje el 28-A tendr¨¢ importantes consecuencias para el liderazgo del espacio de la derecha. La posici¨®n relativa en la que quede cada partido tras las elecciones tendr¨¢ un poderoso ¡°efecto ancla¡±: condicionar¨¢ fuertemente las expectativas de los votantes sobre qu¨¦ debemos esperar de ellos en el futuro y especialmente en las pr¨®ximas elecciones de mayo. Si el PP aprovecha su potencial de crecimiento y se distancia de sus competidores, podr¨¢ convencer con mayor facilidad de que sigue siendo el partido del voto ¨²til. Pero si Vox irrumpe con fuerza o Ciudadanos se acerca al Partido Popular en votos, entonces la competici¨®n seguir¨¢ tan abierta e imprevisible como en los ¨²ltimos meses.
El segundo campo de batalla del 28-A se encuentra en el grado de movilizaci¨®n del electorado de izquierdas. Antes de que el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, decidiera convocar elecciones anticipadas hab¨ªa motivos para creer que los partidos de izquierda se enfrentaban a una coyuntura particularmente adversa, especialmente marcada por la crisis catalana. Las cuestiones relacionadas con la identidad nacional y la pol¨ªtica territorial han sido terrenos pantanosos para los partidos de la izquierda, pues dividen profundamente a su electorado. A priori, celebrar unas elecciones con el nacionalismo de tel¨®n de fondo no parec¨ªa augurar nada bueno para el PSOE y Unidas Podemos. Y as¨ª parec¨ªan corroborarlo los resultados de las elecciones andaluzas del pasado diciembre, en las que la abstenci¨®n sacudi¨® a la izquierda con fuerza.
Sin embargo, la irrupci¨®n de Vox ha supuesto un punto de inflexi¨®n. El aparente clima de desafecci¨®n y des¨¢nimo que imperaba en la izquierda parece haberse desvaneciendo desde entonces. El voto del miedo ha sido tradicionalmente un poderoso agente movilizador para el voto progresista de nuestro pa¨ªs. Seg¨²n las encuestas, el temor a la extrema derecha est¨¢ logrando contrarrestar, al menos por el momento, el efecto depresivo que suele tener el nacionalismo para la izquierda.
El voto del miedo ha sido un poderoso agente movilizador para el voto progresista
Finalmente, en las elecciones del 28-A se libra una tercera batalla, ¨¦sta m¨¢s silenciosa y casi imperceptible: la pugna por el liderazgo del centro. En esta ocasi¨®n, el espacio del centro ha quedado aparentemente relegado a un segundo plano y ha estado pr¨¢cticamente ausente en las estrategias de los principales partidos pol¨ªticos, algo muy poco com¨²n en unas elecciones generales. La falta de protagonismo del centro contrasta con el papel estrat¨¦gico que ¨¦ste tuvo durante los a?os de bipartidismo. Entonces, exist¨ªa la creencia de que las elecciones las ganaba quien lograba ocupar el centro. Pero tras la ruptura del bipartidismo, el Partido Popular dej¨® de necesitar el voto de centro para ganar elecciones, pues tanto en las elecciones de 2015 como en 2016 pas¨® a ser tercera fuerza en ese espacio. Desde entonces, ha sido Ciudadanos quien se ha erigido como primer partido en el centro.
En los ¨²ltimos meses empiezan a aparecer signos de cambios importantes en el comportamiento electoral de los votantes de centro. La apuesta estrat¨¦gica de Ciudadanos de concentrar sus esfuerzos en la pugna con el PP y Vox est¨¢ teniendo consecuencias relevantes para el centro. Las encuestas de las ¨²ltimas semanas muestran indicios de que el PSOE empieza a liderar ese espacio por primera vez en a?os. En los ¨²ltimos meses, el centro ha ido quedando desatendido por un PP y un Ciudadanos enmara?ados en una lucha por una derecha en descomposici¨®n. Gracias a ello, el Partido Socialista ha logrado ocupar ese hueco sin grandes esfuerzos, de forma casi inercial y sin necesidad de abandonar su discurso de izquierdas para lograrlo.
Se ha extendido la convicci¨®n de que la competici¨®n partidista en nuestro pa¨ªs se libra hoy en las dos batallas que se libran en los extremos. Creemos que s¨®lo se producen trasvases de voto relevantes dentro de cada bloque ideol¨®gico y que apenas existen movimientos destacables que crucen de izquierda a derecha, o viceversa. Sin embargo, tras el ruido generado por la polarizaci¨®n, existe una sigilosa tercera batalla por el dominio del centro. Una pugna que, aunque pase desapercibida, tiene una enorme trascendencia para el futuro de la pol¨ªtica espa?ola. Si PP y Ciudadanos contin¨²an enmara?ados en su pugna con Vox por el voto m¨¢s conservador, puede que el Partido Socialista siga llenando el vac¨ªo dejado en el centro. Si eso ocurriera, el PSOE podr¨ªa alcanzar una posici¨®n de liderazgo de la pol¨ªtica espa?ola dif¨ªcil de retar. En definitiva, el centro sigue teniendo un papel estrat¨¦gico crucial, algo que no todos los partidos pol¨ªticos parecen dispuestos a asumir.
Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Carlos III de Madrid.
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