Tienen raz¨®n los d¨ªas laborables
Ahora ha resultado que el trabajo del CIS ha sido el que m¨¢s se ha acercado a la realidad dibujada por la encuesta mayor, el trance electoral
Una armada tranquila, minuciosa, vigila que lo que se piensa y se dice en secreto, en las encuestas, alcance la concreci¨®n de los datos y de los pron¨®sticos. Y se lanzan a ofrecerlos en cuadr¨ªculas que luego la gente utiliza a su manera. Esos encuestadores trabajan para empresas privadas, que dan a conocer o no los resultados, o para una empresa p¨²blica, el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, que tiene la obligaci¨®n (y la funci¨®n) de hacerlos formar parte de la realidad del pa¨ªs al que sirve.
Al CIS le han ca¨ªdo esta vez chuzos de punta. Tanto como a Pedro S¨¢nchez, que ha salido ganador de las elecciones. A S¨¢nchez lo llam¨® fel¨®n el presidente del Partido Popular. Jos¨¦ Luis Tezanos, presidente del CIS, no tuvo mejor suerte. Los insultos fueron parejos, y no provinieron solo de las filas de Pablo Casado. Le salieron como dardos de veneno de otros partidos de la derecha espa?ola, a los que se unieron editorialistas y periodistas de esa misma estirpe, disimulados todos con el uniforme que explica que el pianista (en este caso, el periodista) lo tiene todo permitido y nadie puede dispararle.
Esa persecuci¨®n ha formado parte de la maniobra de descr¨¦dito de los datos que ha distinguido esta campa?a electoral. Ahora ha resultado que el trabajo del CIS ha sido el que m¨¢s se ha acercado a la realidad dibujada por la encuesta mayor, el trance electoral, y que por tanto, como escribi¨® Jaime Gil de Biedma en uno de sus m¨¢s c¨¦lebres poemas, tuvieron raz¨®n los d¨ªas laborables. El trabajo de esas hormigas que fueron acopiando estados de ¨¢nimo en forma de confidencias dieron de s¨ª un mapa, no tan solo un pron¨®stico, y ahora, en domingo, esa multitud vot¨® y result¨® lo que ha pasado. Tezanos ten¨ªa raz¨®n.
Pero ah¨ª hay un malentendido. No fue Tezanos el que tuvo raz¨®n, aunque haya sido el cabeza de turco de todas las jornadas de campa?a, como blanco m¨®vil de los que le afearon hasta llamarse Tezanos. Adem¨¢s de los d¨ªas laborables, es decir, las jornadas de trabajo de los profesionales del CIS, tuvieron raz¨®n los que apuntan y vuelcan sus datos o sus impresiones en hojas de c¨¢lculo que luego se procesan en sus oficinas. Los que imaginen a un dios de las m¨¢quinas estableciendo, en cocinas imaginarias, ecuaciones para derribar prestigios, personas o gobiernos, muestran muy poco respeto a los que se dedican al oficio de medir la opini¨®n p¨²blica, tan sagrado al menos como el oficio de periodista.
No extra?a que del adjetivo fel¨®n hayan surgido hijuelas semejantes, asumidas por los que ofician de periodistas y son en realidad opinadores a tiempo completo, y puestas en los titulares de sus tuits por pol¨ªticos que ahora arrastran la verg¨¹enza de sus precipitaciones. No extra?a, pero alivia comprobar que el resultado del esfuerzo de las hormigas del CIS, y de otros encuestadores a los que s¨®lo se les cree si est¨¢n a favor de los deseos de los ansiosos, ha conocido esta vez una reivindicaci¨®n saludable. Al menos los que se burlaron de Tezanos y los suyos estar¨¢n tachando con cuidado sus muy descuidados insultos. Ya lo saben ellos: en domingo tuvo raz¨®n la ciudadan¨ªa, y mientras tanto tuvieron raz¨®n los datos obtenidos los d¨ªas laborables.
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