Agenda social de legislatura
El nuevo Gobierno debe concretar las reformas iniciadas antes del 28-A
La conmemoraci¨®n hoy del 1 de Mayo coincide con el triunfo electoral socialista. Resulta inevitable que la movilizaci¨®n festiva de los sindicatos sea un recordatorio de que el nuevo Gobierno tendr¨¢ que concretar una agenda de cambio social y laboral, insinuada durante los meses que van desde la moci¨®n de censura hasta las elecciones del domingo, y cuyo principal objetivo era corregir los efectos m¨¢s da?inos de las pol¨ªticas de ajuste aplicadas en plena crisis econ¨®mica sobre la m¨¦dula del Estado de bienestar, es decir, sobre la protecci¨®n social, las pensiones, la educaci¨®n y la sanidad. Y sobre la negociaci¨®n colectiva.
El contenido de esa agenda social parece definido, aunque falte determinar su alcance. El Gobierno y el Parlamento habr¨¢n de reactivar el Pacto de Toledo para decidir qu¨¦ medidas deben aplicarse con rapidez en el sistema de pensiones, en particular qu¨¦ parte de los costes de las prestaciones tiene que ser asumida por los Presupuestos del Estado, y en qu¨¦ plazo. Al Pacto de Toledo le corresponde la tarea m¨¢s pesada y que requiere destreza pol¨ªtica: introducir las transformaciones necesarias en la Seguridad Social y en el c¨¢lculo de las pensiones para garantizar la supervivencia de una jubilaci¨®n p¨²blica y digna. Las dos premisas b¨¢sicas son una negociaci¨®n sin demora y que exista entre las partes una voluntad de construir acuerdos duraderos.
Editoriales anteriores
El segundo gran pilar de la agenda social es la rectificaci¨®n de la reforma laboral de 2012. Las l¨ªneas de esta rectificaci¨®n fueron anunciadas por el departamento de Magdalena Valerio, pero es conveniente desarrollarlas con la ventaja de un Gobierno m¨¢s apoyado en el Parlamento, y sin ambig¨¹edad alguna sobre su magnitud. El primer impulso del nuevo Ejecutivo deber¨ªa aprovecharse para iniciar una reforma amplia del Estatuto de los Trabajadores, el camino m¨¢s prometedor para consolidar los derechos laborales a medio plazo y para todos los colectivos.
Tambi¨¦n exige una reforma en profundidad la protecci¨®n al desempleo. El modelo actual no solo ofrece prestaciones pobres y una cobertura menguante, sino que impone un r¨¦gimen de bonificaciones al empleo que han sido ineficaces en los ¨²ltimos 20 a?os y est¨¢ servido por una estructura administrativa obsoleta e infradotada. Es crucial para la estabilidad econ¨®mica que el sistema de protecci¨®n eleve las prestaciones, aumente la cobertura y sea capaz de buscar empleo a los parados. El modelo actual, ca¨®tico y fragmentado, dilapida miles de millones de euros cada a?o.
Aunque sea el Gobierno quien impulse la agenda social, tiene que contar con los partidos pol¨ªticos, los sindicatos y las patronales. Sin mesas de negociaci¨®n y acuerdos con la oposici¨®n, cualquier reforma durar¨¢ con mucho lo que una legislatura. El prop¨®sito de una negociaci¨®n es conseguir un acuerdo pol¨ªtico con los agentes econ¨®micos para fijar unos par¨¢metros m¨ªnimos del Estado de bienestar, incluyendo el reconocimiento del papel de los salarios en el crecimiento. No se trata de mirar hacia atr¨¢s, sino hacia delante. Y detr¨¢s de todo ello est¨¢ la madre de todas las reformas: la fiscal.
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