Pablo Casado ya ha dimitido
El l¨ªder del PP renuncia a s¨ª mismo para sobrevivir al menos cuatro semanas en la ruta del 26-M
La principal raz¨®n por la que Pablo Casado permanece a estas horas al frente del PP no es tanto que acaba de llegar ¡ªmenos tiempo dur¨® Lopetegui¡ª como la rev¨¢lida del 26 de mayo. El desastre del domingo lo ha carbonizado, pero la segunda vuelta de las europeas, auton¨®micas y municipales representa una tregua ag¨®nica a la operaci¨®n de desahucio y derribo. Podr¨¢ verificarse entonces si el PP hab¨ªa tocado fondo el domingo o si todav¨ªa puede deteriorarse el proyecto de Casado. La primera opci¨®n le permitir¨ªa sobrevivir en condiciones de angustiosa precariedad. La segunda forzar¨ªa los plazos de la dimisi¨®n.
Para prevenirla no es que Casado haya virado hacia el centro en un ejercicio de obsceno travestismo. Lo que ha hecho Casado es exponer su falta de credibilidad. Y no solamente por haber admitido el error que supuso mimetizarse con el oscurantismo de Vox, sino por renunciar a su propia idiosincrasia e ideolog¨ªa. Casado quiere liderar un camino en el que no cree. Antepone la supervivencia a la coherencia. Abjura verbal, cosm¨¦ticamente, de sus convicciones ¡ªaborto, centralizaci¨®n, pol¨ªtica migratoria, seguridad, patrioterismo, pulsiones confesionales, populismo¡ª como si el centrismo fuera un disfraz de amianto para reaccionar al incendio que lo acecha.
O el PP se modera o el l¨ªder es Casado. Cuesta trabajo compaginar las dos opciones. Y resulta extravagante que Casado pida confianza a sus votantes despu¨¦s de haberlos desconcertado ¨¦l mismo con la incongruencia de sus reacciones al shock. Lleg¨® a decirle a Abascal que los bomberos no deben pisarse la manguera. Le propuso gobernar juntos. Y atribuy¨® una parte de la derrota a la herencia del marianismo, la "derechita cobarde y acomplejada".
?Hay que regresar entonces al camino contemplativo y tecn¨®crata de Rajoy? M¨¢s que variar el rumbo y hacer vud¨² con el icono de Aznar, Casado ha pegado un volantazo como respuesta desesperada al fracaso electoral; como una concesi¨®n a la inquietud de los barones territoriales ¡ªalgunas fuentes sostienen incluso que Feij¨®o amenaz¨® con organizarle una gestora¡ª y como una cataplasma al desasosiego de los candidatos que se arriesgan al abismo del 26-M. Borja S¨¦mper, referencia del PP moderno, reniega de las siglas en su campa?a a la alcald¨ªa de San Sebasti¨¢n, mientras que Garc¨ªa Albiol, aspirante a Badalona, improvisa una apolog¨ªa de la moderaci¨®n cuando ¨¦l ha representado la l¨ªnea ultraconservadora.
M¨¢s que solo, Casado est¨¢ rodeado de enemigos. La revancha de los represaliados del PP se a?ade al antagonismo natural del PSOE, al acoso de Vox y a la competencia letal de Ciudadanos. Se trata de un escenario ca¨®tico que amenaza existencialmente a los populares y que el propio Casado ha llevado a un extremo exasperante. Deber¨ªa dimitir, si es que no lo ha hecho ya: ha renunciado a s¨ª mismo para salvarse cuatro semanas.
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