Armar un proyecto
Los retos de la nueva legislatura obligan a clarificar las propuestas
Cuenta el historiador Santos Juli¨¢ que al terminar la guerra de Cuba los peri¨®dicos abrieron suscripciones para asistir a los repatriados con una taza de caldo, cuando llegaban, y con un bocadillo, cuando emprend¨ªan el regreso a casa. ¡°Son im¨¢genes de desolaci¨®n, los desfiles de esos hombres envejecidos, cojos, heridos, hambrientos, con su traje de rayadillo, ¡®extenuados por la disenter¨ªa, el paludismo o la tuberculosis¡±, escribe en Demasiados retrocesos, un libro que re¨²ne textos de procedencia muy diversa y que recorre la ¨²ltima historia de Espa?a, desde 1898 hasta ayer mismo (llega incluso a referirse a las ¨²ltimas elecciones andaluzas). As¨ª que aproximaciones distintas sobre el pasado reciente, pero historia tambi¨¦n del presente, y que en sus primeros pasos arranca con esa imagen del le¨®n fam¨¦lico que representaba a una Espa?a fr¨¢gil a punto de enfrentarse con Estados Unidos por una colonia remota que se hab¨ªa alzado para independizarse de la metr¨®poli.
Chapuzas, errores, excesos rid¨ªculos de puro patrioterismo, tr¨¢gicas impotencias, desastres como el de la Guerra Civil, pero momentos tambi¨¦n de avance, de acuerdos sensatos que favorecieron el desarrollo, de tensi¨®n intelectual alrededor de proyectos de convivencia que fueran m¨¢s all¨¢ de cualquier esencialismo castrante, de debates sobre el futuro de un pa¨ªs que, tal como fueron las cosas, nada tiene de excepcional, pese a tantos discursos que han querido reducir sus complejas peripecias a una simplona y permanente anomal¨ªa y, adem¨¢s, cargada de negrura. Demasiados errores: los hubo, los hay. Puede volver a haberlos. Los ¨²ltimos a?os, desde que estallara la crisis econ¨®mica de 2008, dibujan un pa¨ªs agitado por sacudidas y convulsiones, como empujado a seguir hacia adelante sin un horizonte claro.
Tras las elecciones del domingo 28 va a empezar una nueva legislatura y los resultados se?alan que no hay otra que activar el di¨¢logo y buscar acuerdos. En el texto del libro que se ocupa de la ¨¦poca de la Transici¨®n, Santos Juli¨¢ se sirve de una idea, la de proyecto, para explicar lo que sucedi¨® entonces ¡ªnada estaba escrito, todo era problem¨¢tico¡ª y que permiti¨® dejar atr¨¢s la dictadura y conquistar la democracia. ¡°Proyecto significa siempre prop¨®sito de ejecutar algo, ejecuci¨®n de una cosa¡±, escribe. ¡°En este sentido, una declaraci¨®n de principios no es un proyecto, como tampoco lo es el proyecto m¨¢ximo de un partido. Un partido puede, por ejemplo, aprobar una resoluci¨®n en la que se hable de abolir la propiedad, conquistar el Estado, instaurar una Rep¨²blica federal, o cualquier otro objetivo perfectamente inalcanzable en el momento en que se formula. Si no dispone de un plan, ni acopia recursos, ni act¨²a con miras a la ejecuci¨®n de esa resoluci¨®n, nada de eso forma parte de su proyecto; lo m¨¢s probable es que forme parte de su ideolog¨ªa, de sus creencias o del mundo de sus valores, tal vez de sus metas lejanas, pero no de un proyecto de actuaci¨®n¡±.
La cita es larga, pero oportuna. Son demasiados los rotos que est¨¢n hiriendo de muerte a las democracias occidentales, y muy complicados los desaf¨ªos que se barruntan en un futuro inmediato. Solo hay que pensar en el combate contra el cambio clim¨¢tico, en un capitalismo que ha consagrado desigualdades intolerables, en una juventud que est¨¢ perdiendo el futuro a pasos agigantados ¡ªy a?¨¢dase, en Espa?a, el l¨ªo territorial¡ª. Por eso mismo, sobran los tambores y las nebulosas llamadas a iniciar grandes gestas heroicas. Toca hablar de propuestas. Y explicarlas y analizarlas y discutirlas. Luego llegar¨¢n los acuerdos. Pero lo que importa, sobre todo, es armar un proyecto de actuaci¨®n.
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