Nueva era en Jap¨®n
El acceso de Naruhito inaugura un periodo de resurgir econ¨®mico, pero tambi¨¦n de lucha contra el reto del declive demogr¨¢fico
Un nuevo emperador ocupa del trono del Crisantemo, en la dinast¨ªa con continuidad m¨¢s longeva del mundo. El acceso de Naruhito inaugura un nuevo tiempo, la era de Reiwa. Un periodo de resurgir econ¨®mico, que comienza con las olimpiadas de Tokio de 2020. Pero tambi¨¦n de lucha contra el reto del declive demogr¨¢fico.
El auge de Jap¨®n a lo largo del siglo XX ha sido un referente para las naciones asi¨¢ticas, al demostrar que la industrializaci¨®n y el progreso no eran un monopolio de Occidente. Mientras que egipcios, persas y otomanos cayeron en la dependencia hacia los pa¨ªses occidentales en su esfuerzo por modernizarse, Jap¨®n se convirti¨® en una potencia econ¨®mica y militar capaz de derrotar nada menos que a Rusia en 1905. El modelo de desarrollo japon¨¦s, en palabras de Pankaj Mishra ¡°envidiable e inimitable¡±, triunf¨® en la dif¨ªcil tarea de combinar con ¨¦xito los principios de la modernidad con las tradiciones culturales propias y de superar crisis profundas, como la recuperaci¨®n tras la derrota de la Segunda Guerra Mundial, el llamado ¡°milagro japon¨¦s¡±, que le llev¨® a convertirse en la segunda mayor econom¨ªa del mundo.
En los a?os noventa el pa¨ªs entr¨® en una fase de recesi¨®n econ¨®mica que se vio agravada por una crisis demogr¨¢fica extrema propia de los pa¨ªses ricos: la poblaci¨®n comenz¨® a decrecer y envejecer a una velocidad sin precedentes. La soluci¨®n pasaba necesariamente por lograr una mayor participaci¨®n de la mujer en el mercado laboral y fomentar las pol¨ªticas de natalidad. En consecuencia, facilitar la conciliaci¨®n laboral y lograr una mayor implicaci¨®n de los hombres en las responsabilidades dom¨¦sticas y la crianza de los hijos. Medidas que afectan a patrones culturales asentados en el sistema de valores. El primer ministro Shinzo Abe, propulsor de las medidas conocidas como womenomics dirigidas a maximizar el papel de la mujer en la econom¨ªa, reconoci¨® la dificultad de cambiar las divisiones de rol de g¨¦nero, ¡°inconscientemente arraigadas entre nosotros¡±. Cuatro a?os despu¨¦s, seg¨²n un estudio de la Brookings Institution, la participaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral ha pasado de estar por debajo de la media de los pa¨ªses de la OCDE a superarlos.
Ninguna mujer de la familia imperial acudi¨® a la ceremonia de entronizaci¨®n de Naruhito. La legislaci¨®n de la posguerra no lo posibilita. Como tampoco permite que Aiko, la hija del nuevo emperador y su esposa, la emperatriz Masako, suceda a su padre en el trono. Son numerosas las voces que afirman que tarde o temprano la monarqu¨ªa tendr¨¢ que hacer frente a esta cuesti¨®n. Puede parecer un anacronismo en pleno siglo XXI, pero conviene recordar que a lo largo de su historia Jap¨®n ha tenido ocho emperatrices gobernantes, la ¨²ltima de ellas, Go-Sakuramachi, rein¨® hace 200 a?os. A veces conviene recordar la tradici¨®n para ajustarse a la modernidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.