Proteger la vida
La p¨¦rdida acelerada de biodiversidad es el s¨ªntoma de la degradaci¨®n del planeta
Cuando los ecosistemas se alteran por causas ex¨®genas, los efectos sobre el equilibrio natural pueden al principio no ser evidentes. Pero si, como ocurre ahora, son varias las causas que inciden y lo hacen de forma intensa y persistente, se produce un efecto multiplicador que acelera y agrava las consecuencias. Cuando se llega a ese punto, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil revertir la degradaci¨®n pues las sinergias negativas que se han desencadenado no pueden pararse f¨¢cilmente. Eso es lo que est¨¢ a punto de ocurrir con la mayor crisis ecol¨®gica que ha vivido el planeta a causa de la intervenci¨®n humana. Los efectos combinados del cambio clim¨¢tico, la sobrexplotaci¨®n de los recursos naturales y la contaminaci¨®n ambiental est¨¢n afectando a la capacidad de la Tierra para sostener la vida. La p¨¦rdida de biodiversidad no es solo una de sus consecuencias m¨¢s graves, sino el s¨ªntoma de una din¨¢mica cada vez peor.
Editoriales anteriores
Alrededor de un mill¨®n de especies animales y vegetales, de los ocho millones que hay, pueden desaparecer en apenas unos a?os seg¨²n el informe sobre biodiversidad que acaba de hacer p¨²blico Naciones Unidas, el m¨¢s completo de los realizados hasta ahora. Desde los a?os setenta, no ha dejado de aumentar la producci¨®n agr¨ªcola y pesquera y la extracci¨®n de materias primas, al tiempo que disminu¨ªa la capacidad de la tierra para recuperarse. La deforestaci¨®n o el agotamiento de los bancos pesqueros son dos ejemplos de esa sobrexplotaci¨®n. El informe advierte de que esta descompensaci¨®n amenaza los Objetivos de Desarrollo del Milenio que Naciones Unidas adopt¨® en el a?o 2000 para reducir la pobreza, el hambre y las enfermedades evitables en todo el mundo.
Las consecuencias de la p¨¦rdida de biodiversidad no se limitan a alterar el equilibrio ecol¨®gico. La humanidad forma parte de esa naturaleza y la paradoja en la que nos encontramos es que, cuanto m¨¢s la explota y la esquilma, m¨¢s reduce la posibilidad de un desarrollo sostenible para la propia supervivencia. La econom¨ªa, la salud y el bienestar de la gente dependen de los recursos naturales.
Lo positivo dentro de estos malos augurios es que, gracias a la labor de los cient¨ªficos y los activistas ambientales, por primera vez observamos una reacci¨®n. La poblaci¨®n est¨¢ tomando conciencia de lo mucho que nos jugamos si nos dejamos arrastrar por unas inercias que ofrecen beneficios parciales y cada vez peor repartidos a muy corto plazo, pero grandes p¨¦rdidas en el futuro.
Cada vez son m¨¢s numerosas las voces que reclaman un cambio en el modelo de desarrollo. Urge hacer un uso responsable de la naturaleza y repartir los costes y los beneficios no solo con nuestros cong¨¦neres, sino con las generaciones venideras. Una de las formas de empezar a cambiar es incorporar el coste ambiental al precio de los productos y alimentos que consumimos. Son muchas las iniciativas que tratan de promover un desarrollo sostenible y un consumo responsable basado en el comercio de proximidad y la econom¨ªa circular. Los Gobiernos deben apoyarlas y basarse en ellas para promover un cambio m¨¢s general. Hasta ahora, hemos visto c¨®mo lo global impactaba en el mundo local de forma negativa en t¨¦rminos ambientales. Adem¨¢s de hacer cumplir los acuerdos internacionales que tratan de frenar la degradaci¨®n ambiental, es importante impulsar programas locales que estimulen un cambio de h¨¢bitos en el consumo. Tenemos que promover medidas en el ¨¢mbito local capaces de generar una din¨¢mica de cambio con impacto global.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.