La leyenda oculta de Audrey Hepburn
Una exposici¨®n en Bruselas creada por su hijo Sean muestra el rostro m¨¢s ¨ªntimo de la actriz
La extrema fragilidad de sus brazos y la elegancia de sus manos cubiertas por unos largos guantes negros sosteniendo un croissant y un caf¨¦ frente al escaparate de Tiffany¡¯s en la Quinta Avenida de Nueva York es sin duda una de las escenas que mantienen vivo el mito de Audrey Hepburn. Pero esa legendaria delicadeza esconde una infancia en la que sufri¨® el hambre que para millones de europeos acarre¨® la Segunda Guerra Mundial y que hizo mella en su constituci¨®n f¨ªsica hasta el punto de privarla de su sue?o de ser bailarina.
Esa otra cara de la moneda del estrellato de Hepburn se exhibe en la exposici¨®n Intimate Audrey, en el Espace Vanderborght de Bruselas. La muestra, que recoge m¨¢s de 800 fotograf¨ªas y 200 objetos y documentos, algunos in¨¦ditos, ha sido creada por su hijo, Sean Hepburn Ferrer, y el relaciones p¨²blicas Rodrigue Laurent para celebrar el 90? aniversario del nacimiento de la actriz en el barrio bruselense de Ixelles. Ambos han podido llevar a cabo la iniciativa que, cuenta Laurent, llevan persiguiendo durante una d¨¦cada. Hasta que las autoridades de la ciudad han comulgado con la reivindicaci¨®n de Hepburn como una proyecci¨®n de Bruselas al mundo.
¡°Arrancamos con una sala con las im¨¢genes, la voz y la fragancia de Hepburn para luego sumergirnos en la mujer que hay detr¨¢s de la leyenda¡±, explica Laurent. La exposici¨®n tira de los hilos mucho antes de que naciera la actriz, con fotograf¨ªas de su padre, un ciudadano brit¨¢nico que trabajaba en finanzas y al que se atribu¨ªan simpat¨ªas por el r¨¦gimen nazi, y de la rigurosa familia de su madre, una arist¨®crata holandesa que decidi¨® llevarse a sus hijos a los Pa¨ªses Bajos buscando refugio por la Segunda Guerra Mundial.
Pese a las penurias que sufri¨® durante la contienda, las fotograf¨ªas revelan a una joven fotog¨¦nica e incluso descarada. Pero Hepburn arrastrar¨ªa esos a?os, en los que padeci¨® malnutrici¨®n, durante el resto de su vida. Para lo bueno y para lo malo. Su d¨¦bil constituci¨®n la oblig¨® a dejar su sue?o de convertirse en una prima ballerina, que atestiguan cuatro pares de zapatillas desgastadas.
Despu¨¦s de ?msterdam y Londres, recal¨® en los teatros de Nueva York con Gigi, basada en la obra de Colette. Y de ah¨ª al estrellato. Su rostro apareci¨® en los carteles de Sabrina, Desayuno con diamantes, Guerra y paz o Vacaciones en Roma. Los mit¨®manos pueden recrearse con la Vespa a cuyos lomos Hepburn y Gregory Peck recorr¨ªan la ciudad eterna. Esa pel¨ªcula la encumbr¨®, con solo 24 a?os, a su primer ?scar. Hepburn era ya una estrella en la ¨¦poca de mayor esplendor del cine norteamericano.
El activismo de la actriz
La exposici¨®n promete mostrar el rostro m¨¢s ¨ªntimo de Hepburn. Y ese es el m¨¢s vulnerable. A escasos pasos del ciclomotor, un art¨ªculo del periodista norteamericano Earl Wilson cuenta c¨®mo esa d¨¦bil salud que arrastraba desde su infancia hac¨ªan que ¡°todo le supusiera un gran esfuerzo¡±, seg¨²n le contaba su pareja, el actor Mel Ferrer, con quien m¨¢s tarde contraer¨ªa matrimonio. Hepburn se debat¨ªa entre lo cuesta arriba que se le hac¨ªa acudir a actos sociales y conceder entrevistas y el deber que cre¨ªa que ten¨ªa con el p¨²blico. ¡°Tengo que demostrar a todo el mundo que no soy un golpe de suerte¡±, confesaba Mel Ferrer que dec¨ªa Hepburn.
As¨ª que no es extra?o que, cuando a los 38 a?os decidi¨® dejar su carrera en un segundo plano, decidiera instalarse en el entorno reposado y buc¨®lico que le ofrec¨ªa La Paisible, en Suiza. En ese pa¨ªs hab¨ªa contra¨ªdo su primer matrimonio, con Mel Ferrer, con un sencillo vestido de novia que tambi¨¦n puede admirarse en la exposici¨®n. Y en Suiza naci¨® tambi¨¦n su hijo Sean, quien en la inauguraci¨®n sostuvo que ¡°esta mujer, que fue un icono del estilo, en el fondo vivi¨® en un peque?o vestido de algod¨®n toda su vida, una vida sencilla¡±.
La actriz se convirti¨® entonces en activista. Y dedic¨® todas sus energ¨ªas como embajadora de Unicef a luchar contra la desnutrici¨®n infantil que ella sufri¨® de peque?a. Pero su pensamiento pol¨ªtico iba m¨¢s all¨¢, como atestiguan los manuscritos in¨¦ditos que pueden apreciarse y en los que habla de la libertad de los pa¨ªses del Este tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, pero en los que tambi¨¦n denuncia el Apartheid o la situaci¨®n del pueblo kurdo. Los escritos de Hepburn demuestran tambi¨¦n su tremendo optimismo. ¡°Cada nueva generaci¨®n ofrece al hombre una nueva oportunidad¡±.
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