Crispar y descrispar

Los contactos mantenidos por las cuatro principales fuerzas pol¨ªticas han permitido rebajar la est¨¦ril tensi¨®n vivida durante la anterior legislatura. Nada m¨¢s que por este modesto resultado, la iniciativa pol¨ªtica adoptada por el presidente del Gobierno en funciones merece un margen de confianza. S¨¢nchez ha actuado dentro de sus competencias, entre las que se encuentra mantener contactos pol¨ªticos con los representantes de otras fuerzas, y Casado, Rivera e Iglesias han reaccionado con responsabilidad aceptando el encuentro. Despu¨¦s de meses en los que la actividad de los partidos se ha reducido al insulto, los pol¨ªticos ten¨ªan pendiente manifestar ante los ciudadanos su disposici¨®n a diagnosticar conjuntamente los problemas del pa¨ªs. Crispar es f¨¢cil, seg¨²n se ha demostrado desde que esta devastadora estrategia apareci¨® en la vida p¨²blica espa?ola. Vale la pena el intento de demostrar que descrispar tambi¨¦n lo sea. En particular, cuando se inicia una nueva campa?a durante la que ser¨ªa mejor asistir a un debate racional entre alternativas y no a m¨¢s llamamientos en torno a consignas apocal¨ªpticas.

La influencia que ejercer¨¢n las pr¨®ximas elecciones municipales, auton¨®micas y europeas en la configuraci¨®n de las alianzas para la formaci¨®n del nuevo Gobierno ser¨¢ determinante. Pero esta realidad no deber¨ªa servir para reducirlas a una suerte de segunda vuelta de las generales. Antes por el contrario, el nuevo clima pol¨ªtico que podr¨ªa estar abri¨¦ndose camino, y al que habr¨ªa que contribuir desde todos los ¨¢mbitos, se ver¨ªa reforzado si la campa?a para decidir el futuro de los municipios y las autonom¨ªas, adem¨¢s de la representaci¨®n de Espa?a en Europa, se desarrollara de acuerdo con los fines para los que debe servir. Al igual que en el Congreso, tambi¨¦n en la configuraci¨®n de los municipios y autonom¨ªas las l¨ªneas rojas y las imposiciones est¨¢n de m¨¢s. Y la pol¨ªtica europea, por su parte, no puede continuar ausente sin limitar el papel que le corresponde a Espa?a en la Uni¨®n. La gesti¨®n del Brexit es una moneda al aire que puede proporcionar una formidable dosis de autoestima al proyecto europeo o poner en jaque su futuro. Para ambas posibilidades deber¨ªa estar prevenida Espa?a, sin renunciar en ning¨²n caso a trabajar en favor de la primera.

La crisis en Catalu?a ha sido un terreno de confrontaci¨®n permanente entre los principales partidos. La ausencia de una respuesta consensuada ha sido una de las causas determinantes de la crispaci¨®n, pero tambi¨¦n algo m¨¢s grave: una ventaja pol¨ªtica gratuitamente concedida al independentismo y un innecesario alimento electoral para la ultraderecha. El imprescindible acuerdo para minimizar el efecto desestabilizador de la crisis territorial solo requiere voluntad pol¨ªtica, y no deber¨ªa plantear dificultades por lo que se refiere a los l¨ªmites de cualquier salida, sea cual sea el partido en el Gobierno: la Constituci¨®n y sus procedimientos, que ninguna fuerza puede reclamar como su exclusivo monopolio. En cuanto a las propuestas, bastar¨ªa un consenso, de modo que fueran los independentistas quienes tuvieran que pagar un coste pol¨ªtico por despreciar las salidas posibles y no los dem¨¢s partidos por rechazar las imposibles.