Independentismo enrocado
La par¨¢lisis de la Generalitat y el veto a Iceta prolongan una estrategia fracasada
Los partidos independentistas han anunciado que vetar¨¢n en el Parlament el nombramiento del l¨ªder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, como miembro del Senado, condici¨®n indispensable para que pudiera ocupar su presidencia. La decisi¨®n coincide con el aniversario de la llegada de Quim Torra a la Generalitat, y demuestra que la ¨²nica estrategia que resta al independentismo para ocultar que no tiene el apoyo electoral suficiente consiste en enrocarse en los espacios de poder que controla, manipul¨¢ndolos y desvirtu¨¢ndolos. A efectos de los problemas de Catalu?a, la presidencia de Torra ha sido un tiempo est¨¦ril, sin capacidad legislativa y sin Presupuestos por la divisi¨®n interna del independentismo.
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Del Govern no se conoce m¨¢s preocupaci¨®n que la incesante actividad internacional de sus miembros para presentar Catalu?a como una zona sometida a un r¨¦gimen de dudosas credenciales democr¨¢ticas, a la espera de que el Tribunal Supremo dicte sentencia contra los dirigentes que trataron de imponer a la mayor¨ªa de catalanes una secesi¨®n que era y es el programa de una minor¨ªa. Entre los miembros del Govern que siguen propugnando la v¨ªa unilateral a la independencia y los que defienden ampliar la base social para declararla existe, sin embargo, una coincidencia que sus respectivos partidos han ocultado a los electores y acerca de la que tratan de confundir en su esforzada propaganda exterior. Se trata del reconocimiento impl¨ªcito de que cuando declararon la independencia por la que est¨¢n siendo juzgados algunos de sus dirigentes carec¨ªan de cualquier mayor¨ªa democr¨¢tica para hacerlo, de modo que la ¨²nica diferencia real de ambas estrategias se refiere a la oportunidad de repetir de inmediato el atropello o posponerlo hasta disponer de alguna coartada suplementaria para perpetrarlo.
Entretanto, los partidos independentistas, y en particular ERC, han mantenido el discurso de una voluntad de di¨¢logo que es solo un mensaje propagand¨ªstico m¨¢s, como ha puesto de relieve la negativa a facilitar el paso de Miquel Iceta al Senado. La excusa en esta ocasi¨®n ha sido una decisi¨®n de la Junta Electoral Central en la que el Ejecutivo nada tiene que ver, pero la realidad detr¨¢s del veto a Iceta es otra. Un catal¨¢n no independentista al frente de la cuarta magistratura del Estado contradice las fantas¨ªas de un r¨¦gimen opresor y de un pueblo un¨¢nime en la voluntad de secesi¨®n, que los independentistas pasean impenitentemente por el mundo. La presencia de Iceta al frente de la C¨¢mara de representaci¨®n territorial permitir¨ªa visualizar que el di¨¢logo que tanto fingen reclamar los independentistas tiene cabida dentro de la Constituci¨®n y del Estado democr¨¢tico que se obstinan en desprestigiar, y es, adem¨¢s, un di¨¢logo entre catalanes que defienden programas pol¨ªticos diferentes, no entre una Catalu?a y una Espa?a monol¨ªticas y abrazadas a quimeras nacionales incompatibles.
Tambi¨¦n en esto ¨²ltimo ha fracasado el independentismo, pese a las provocaciones para despertar a la ultraderecha nacionalista. Por eso se enroca y, a la par¨¢lisis pol¨ªtica, suma el portazo a cualquier atisbo de salida.
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