¡®Claverina¡¯ ha demostrado que sabe qu¨¦ es la Uni¨®n Europea
Una osa de Eslovenia liberada en Francia imita a una canci¨®n compuesta en Italia y causa problemas en Espa?a. La soluci¨®n se busca hablando.
La que has liado, Claverina. Seg¨²n informaba ayer la secci¨®n de Sociedad, una osa procedente de Francia que mata ovejas en Espa?a es la protagonista de una reuni¨®n de autoridades de ambos pa¨ªses ¡ªnacionales y regionales¡ª que tratan de encontrar una soluci¨®n a la querencia demostrada del plant¨ªgrado galo por las p¨¦coras ib¨¦ricas, escrito esto sin ning¨²n tipo de doble intenci¨®n.
Claverina es originaria de Eslovenia y fue liberada en la zona de B¨¦arn para reintroducir al oso pardo en la regi¨®n. Junto a ella iba otra osa: Sorita. Por si el lector se pregunta c¨®mo se iban a reproducir ¡ªalgo que ha hecho quien escribe¡ª hay que aclarar que ya hab¨ªa dos machos en la zona. Parece ser que Claverina ha hecho su propia versi¨®n del Para hacer bien el amor hay que venir al Sur de Raffaella Carr¨¤, aunque se ha centrado en la alimentaci¨®n antes que en la diversi¨®n. El resultado son ovejas muertas y pol¨¦mica transfronteriza al canto. Hace unos siglos, esto habr¨ªa sido un asunto interno navarro, claro que la osa habr¨ªa acabado de cubrecamas de alg¨²n noble. El caso es que, a una semana de las elecciones europeas, la osa ha demostrado qu¨¦ es la libre circulaci¨®n de sujetos y servicios ¡ªrestauraci¨®n¡ª en la Uni¨®n Europea.
Aunque ya no quede ni rastro de ellos, los osos han sido muy importantes en la historia de Europa. No es casualidad que figuren en los escudos de innumerables ciudades, desde la portuguesa Odivelas a la rusa N¨®vgorod, pasando por Madrid, Berna o Berl¨ªn. Benedicto XVI coloc¨® uno en su escudo pontificio y Rusia lo adopt¨® de mascota en las Olimpiadas de 1980. Los portaestandartes romanos ¡ªlos signifer¡ª vest¨ªan su piel y los famosos morriones de los granaderos de la reina de Inglaterra est¨¢n hechos con piel de oso negro.
No deja de tener su punto que uno de estos animales haga que unos europeos se sienten a discutir civilizadamente alrededor de una mesa. No ha sido esta precisamente la costumbre desde que acab¨® la Pax Romana, hace poco menos de un par de milenios. Esa espiral de resolverlo todo mediante la ley del m¨¢s fuerte acab¨® gracias la creaci¨®n de un proyecto de entendimiento que sigue funcionando sesenta a?os despu¨¦s, que nos llevar¨¢ a votar en pocos d¨ªas y gracias al cual el hambre de Claverina es una an¨¦cdota ¡ªque hay que solucionar¡ª y no una excusa para un problema de mayor calado
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