Catalanes
La doble apuesta catalana de Pedro S¨¢nchez para Congreso y Senado no lo es solo por el di¨¢logo territorial
Se acab¨® el falso monopolio de que ¡°los catalanes¡±, los ¡°partidos catalanes¡± o ¡°los pol¨ªticos catalanes¡± eran los nacionalistas. Ahora, los m¨¢s relevantes son dos federalistas-socialistas, Meritxell Batet y Manuel Cruz, ya casi tercera y cuarta autoridades del Estado.
La costumbre de tomar el todo (los catalanes) por la parte (los nacionalistas) era ¨²til para abreviar y titular. Pero supon¨ªa una injusta baza en favor de los nacionalistas, hoy indepes, en la lucha por la hegemon¨ªa cultural, clave para la pol¨ªtica.
As¨ª que desde ya los reporteros de The New York Times y compa?¨ªa escuchar¨¢n para sus textos no solo la visi¨®n de la Generalitat levantisca que tan bien les cuida ¡ªcomo ha denunciado la sagaz corresponsal de Le Monde, Sandrine Morel¡ª, sino tambi¨¦n las de los presidentes del Congreso y el Senado.
Existe as¨ª una v¨ªa para que acabe el m¨¢s siniestro hecho diferencial, el de la prima al ruido del aislacionista a costa de la discreci¨®n del dialogante. La ponderaci¨®n ecu¨¢nime puede desafiar con ¨¦xito al amarillismo seducido por el escaparate, el esc¨¢ndalo, lo subversivo, lo raro... pretendidamente aut¨¦ntico.
Pero tambi¨¦n es falsa la queja centralista de que los catalanes lo copan siempre todo. Desde hace decenios no encabezan ninguna gran instituci¨®n (salvo Landelino Lavilla, quien ejerci¨® poco en la escena catalana). Cierto que el primer presidente del Congreso fue el leridano Ramon de Dou, pero eso fue en 1810, en las Cortes de C¨¢diz (luego hubo otros dos, en 1811 y 1821). Y que el gran Laure¨¤ Figuerola, inventor de la peseta, presidi¨® el Senado, pero en 1872. Y que el general Prim, reusense, fue primer ministro, pero en 1869-1870, ¨²nico caso en Espa?a (en Francia lo ha sido otro catal¨¢n, actual, Manuel Valls).
Claro que la Primera Rep¨²blica (1873-1874) cont¨® a tres pol¨ªticos labrados en Catalu?a entre sus cuatro presidentes: Francesc Pi i Margall, Estanislau Figueras y el almeriense Nicol¨¢s Salmer¨®n, diputado por Gr¨¤cia que luego ser¨ªa elegido para presidir la agrupaci¨®n de los catalanismos, Solidaritat Catalana.
Hoy, la doble apuesta catalana de Pedro S¨¢nchez no lo es solo por el di¨¢logo territorial. Tambi¨¦n certifica y visualiza que el derecho de autodeterminaci¨®n (interno) de los catalanes se respeta, como dictamina la ONU. Y que la autodeterminaci¨®n (externa, secesi¨®n) carece absolutamente de apoyatura jur¨ªdica: solo es viable si un pueblo no halla espacio pol¨ªtico dentro del Estado en que cohabita, porque es colonial, dictatorial o genocida.
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