Meritxell Batet, la ministra que sabe lo que es un desahucio
La candidata del PSOE a presidir el Congreso es una mujer hecha a s¨ª misma con becas y trabajo
Al entrar con ella en su enorme despacho en el Palacio de Villamejor, que fue a principios del siglo XX residencia de Carlos de Borb¨®n y despu¨¦s, hasta 1977, sede de la presidencia del Gobierno, nadie podr¨ªa imaginar que esa mujer menuda de 46 a?os que pasea por la que fue la sala del Consejo de Ministros de Manuel Aza?a es probablemente la ¨²nica ministra que sabe en carne propia qu¨¦ se siente al sufrir un desahucio. Meritxell Batet, barcelonesa, hija ¨²nica, ten¨ªa 17 a?os. Viv¨ªa con su madre, que se qued¨® sin trabajo. No pudo pagar la hipoteca y el banco las desahuci¨®. Un d¨ªa, al volver del instituto, se encontr¨® con un candado en la puerta. Nunca olvidar¨¢ esa ¡°sensaci¨®n de desolaci¨®n¡±.
Batet, que quiso ser bailarina y dedic¨® a?os a prepararse, se concentr¨® en los estudios y en ganar dinero para mantener la casa. Trabajaba cinco noches por semana sirviendo copas, primero en Nick Havanna y despu¨¦s en Bikini. Muchas veces ese era el ¨²nico ingreso familiar, porque su madre entraba y sal¨ªa del paro de forma frecuente. Estudi¨® toda la universidad con becas. Despu¨¦s pidi¨® otra para hacer el doctorado y dej¨® las copas. ¡°Cobraba mucho menos siendo profesora que poniendo JB con Coca Cola, pero esa es otra historia¡±, se r¨ªe ahora.
Muchos a?os despu¨¦s, el pasado junio, Batet tom¨® posesi¨®n como ministra de Pol¨ªtica Territorial hablando en catal¨¢n sobre la riqueza de la Espa?a plural en la misma sala en la que fue velado el cad¨¢ver de Carrero Blanco, asesinado por ETA. Y este viernes, ha sido propuesta por su partido, el PSOE, para ser la nueva presidenta del Congreso en la XIII legislatura. Su vida ha estado llena de giros tan improbables como este, aunque no tan fuertes.?
Batet,que ha sido la cara amable del Gobierno socialista para Catalu?a, es una pol¨ªtica at¨ªpica. Ni siquiera ha hecho carrera, como muchos, a la sombra de un jefe al que mantiene lealtad ciega. Empez¨® como t¨¦cnico de gabinete, sin gran perfil pol¨ªtico, trabajando para Narc¨ªs Serra. Pero nunca fue una pata negra del PSC, al que no se afili¨® hasta 2008. Salt¨® al Congreso en 2004 y su nombre se hizo conocido por protagonizar un matrimonio inesperado: la representante del PSC con perfil claramente progresista se cas¨® con un conocido diputado del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, m¨¢s tarde hombre clave de Mariano Rajoy. Se separaron en 2016.
Batet traslada la impresi¨®n de ser una dirigente disciplinada que no se salta las normas, pero ha asumido riesgos. En 2013 empezaron los problemas. Rompi¨® la disciplina de voto del PSOE, como otros diputados del PSC, para defender el derecho a decidir en Catalu?a. En 2014 apost¨® en las primarias por su amigo Eduardo Madina. Perdi¨®, pero como le pasar¨ªa tantas veces, logr¨® recuperarse. Su perfil t¨¦cnico, de profesora de Derecho Constitucional especializada en temas de programas, siempre le ha abierto hueco. ¡°Esto consiste b¨¢sicamente en picar piedra todo el d¨ªa¡±, bromea. S¨¢nchez la rescat¨® primero para su Ejecutiva y despu¨¦s como n¨²mero dos por Madrid, en 2015. Fue una de las negociadoras para hacer un gobierno con Ciudadanos. Sali¨® mal.
Cuando una operaci¨®n interna traum¨¢tica derroc¨® a S¨¢nchez, en octubre de 2016, ella se neg¨® a dimitir de la Ejecutiva como le ped¨ªan los que quer¨ªan echarlo. Aguant¨® hasta el final con ¨¦l. Cuando cay¨®, ella fue de los irreductibles que decidieron romper la disciplina y votar no a la investidura de Rajoy. Fue su segunda multa por indisciplina grave y esta vez la echaron de la direcci¨®n del grupo parlamentario. Todo parec¨ªa acabado. Y una vez m¨¢s actu¨® a contracorriente. Cuando S¨¢nchez dudaba si volver a presentarse, ella le llam¨® para recomendarle que no lo hiciera. Cre¨ªa que as¨ª se evitar¨ªa otra ruptura del partido. S¨¢nchez no le hizo caso, pero no rompieron.
S¨¢nchez volvi¨® a ganar. No la meti¨® en la Ejecutiva, pero poco a poco logr¨® abrirse otro hueco, hasta que entr¨® de nuevo en la direcci¨®n del grupo parlamentario. Ahora es la ministra especializada en Catalu?a y con ello se ha colocado como la gran baza electoral del PSC. El Gobierno de S¨¢nchez, nacido de una moci¨®n de censura y necesariamente inestable, es entre otras muchas cosas un gran escaparate electoral. Y Batet lo est¨¢ utilizando para recuperar la imagen del PSC en Catalu?a.
En un partido diezmado por batallas internas y fracasos electorales, Batet es una de las pocas dirigentes de su generaci¨®n que ha logrado sobrevivir sin caer en ninguna de las frecuentes guerras. ¡°No es de capillas. En el mundo cerrado de los partidos alguien tan independiente no suele encajar, pero ella se acaba haciendo imprescindible por su trabajo y sus conocimientos t¨¦cnicos¡±, resumen desde el PSC. Algunos le reprochan que tiene poco perfil pol¨ªtico. ¡°Deber¨ªa ser un poco m¨¢s fr¨ªvola y caradura, que es la forma de ser m¨¢s pol¨ªtica¡±, bromea alguien que la conoce bien. Ella, con su timidez, es incapaz de forzar la m¨¢quina.
Otros se?alan que su ministerio no tiene un papel real en la negociaci¨®n con Catalu?a, que es solo un escaparate electoral. Pero Batet, inasequible al desaliento, sigue a lo suyo. Es capaz de llamar varias veces a Elsa Artadi, su interlocutora en la Generalitat, mientras ella dec¨ªa que se le cortaba el tel¨¦fono. En plena tensi¨®n pol¨ªtica, muchos habr¨ªan desistido. Ella insisti¨® durante dos d¨ªas hasta que consigui¨® suavizar la relaci¨®n y convencerla para que la visitara en el ministerio. Tambi¨¦n recuper¨® la Comisi¨®n Bilateral, que preside con el conseller Ernest Maragall, despu¨¦s de siete a?os de silencio. Y ahora intenta reactivar la Conferencia de Presidentes y que vuelva el president de la Generalitat.
Casi todo en ella parece muy pensado. Incluso la firme decisi¨®n de ser una ministra con una vida familiar casi normal. Lleva cada ma?ana al colegio a sus hijas, las gemelas Adriana y Valeria. Tambi¨¦n evita las reuniones a altas horas para poder estar en casa con ellas, aunque tenga que volver alguna vez al ministerio despu¨¦s. No vive solo para la pol¨ªtica. No lo ha buscado tanto como otros. Tal vez por eso no acababa de creerse que era ministra. Hasta que pasaba por delante del cuadro de Aza?a cada ma?ana y recuerda d¨®nde est¨¢ sentada.
Este perfil que ha sido actualizado se public¨® el pasado agosto en el suplemento Ideas de EL PA?S.
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