El accidente de Niki Lauda en 1976: una historia de terror, pero tambi¨¦n de solidaridad

Niki Lauda falleci¨® el 20 de mayo a los 70 a?os. Pero si atendemos a la cuesti¨®n de nacer podr¨ªamos decir que lo hizo dos veces. Una en Viena, en 1949, en el seno de una familia adinerada. Otra, durante un d¨ªa lluvioso en el circuito alem¨¢n de N¨¹rburgring, cuando se celebraba el Gran Premio de Alemania de 1976. Fue este segundo nacimiento el que lo convirti¨® en una leyenda.

Los que eran sus competidores, Arturo Mezzario, Harald Ertl y Guy Edwards, detienen sus coches y se apresuran a rescatar a Lauda. Son conscientes de que en circuitos tan largos los servicios de urgencia pueden tardar demasiado tiempo en llegar

Niki iba a revalidar su t¨ªtulo de campe¨®n del mundo a bordo de su Ferrari 312 T2. Ten¨ªa solo 27 a?os. Aquel 1 de agosto de 1976 hab¨ªa llovido sobre la regi¨®n de Rheinland-Pfalz y el asfalto de la pista estaba todav¨ªa mojado. Hab¨ªan transcurrido dos vueltas de la carrera cuando Lauda perdi¨® el control de su autom¨®vil y se estrell¨® contra el guardarra¨ªl.

Cualquiera que viese el accidente, ya sea en directo, en televisi¨®n o en los v¨ªdeos que hoy en Internet lo recuerdan y suman millones de visitados por su tr¨¢gica espectacularidad, asegurar¨ªa que de ah¨ª no pod¨ªa salir nadie con vida. El Ferrari de Niki se estrella frontalmente, rebota hacia el centro de la pista envuelto en llamas tras dar varias vueltas y es embestido despu¨¦s por otro autom¨®vil que ven¨ªa detr¨¢s de ¨¦l y no puede maniobrar a tiempo. El cuerpo de Lauda lleva ya demasiados segundos envuelto en el fuego.

As¨ª reconstruy¨® el accidente la pel¨ªcula 'Rush' (2013), de Ron Howard.

Aqu¨ª la tragedia se convierte en un acto heroico y de solidaridad. Los que eran sus competidores, Arturo Mezzario, Harald Ertl y Guy Edwards, detienen sus coches y se apresuran a rescatar a Niki Lauda. Son conscientes de que en circuitos tan largos los servicios de urgencia pueden tardar demasiado tiempo en llegar. Ayudados solo con un extintor de mano, ven como sus propios trajes se queman mientras auxilian a su compa?ero.

Niki Lauda sufri¨® quemaduras de tercer grado en la cara, la cabeza y las manos e inhal¨® gases que le da?aron los pulmones. Perdi¨® casi en su totalidad su oreja derecha y los p¨¢rpados. Trasladado inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos, un cura lleg¨® a darle la extremaunci¨®n.

Su recuperaci¨®n asombr¨® al mundo. 40 d¨ªas despu¨¦s, con sus heridas a¨²n sin curar (la cirug¨ªa reconstructiva que le ayud¨® a volver a usar sus p¨¢rpados todav¨ªa no era totalmente funcional) volvi¨® a correr de nuevo en el circuito de Monza. Solo se hab¨ªa perdido dos carreras. Bien por irresponsabilidad o por cabezoner¨ªa de h¨¦roe, volvi¨® a ser campe¨®n del mundo dos veces (en 1977 y en 1984).

Si su vida hasta aqu¨ª es el relato de un h¨¦roe del deporte, a partir de los ochenta es la de un tibur¨®n de los negocios. No tuvo su propia aerol¨ªnea, tuvo tres: Lauda Air, Niki y LaudaMotion. Escribi¨® cinco libros y, ya que se vio obligado a llevar una gorra para tapar las heridas de su cabeza secuela del terrible accidente, se encarg¨® de asegurarse de que fuese un espacio publicitario privilegiado y car¨ªsimo. Seg¨²n una entrevista que concedi¨® en 2009, un anunciante lleg¨® a pagar casi un mill¨®n de euros por estampar en ella el nombre de su marca.